ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 12

6.8K 821 84
                                    

RECOSTADA EN EL SOFÁ pasaba los canales intentando encontrar algún programa, pero al parecer todos los canales se habían puesto de acuerdo para pasar comerciales. Era una pena pasar un domingo encerrada en casa, sin ningún plan.

—¡Paaal!

El grito de Anthea me sacó de mi somnolencia, seguido de su peso cayendo sobre mí. Me dejó sin aire.

—Anthea —gruñí entre dientes, quitando su brazo de mis senos. Tenía la facilidad para siempre atinar en esa zona.

—¿Qué estás viendo?

Oh, ahí íbamos. Esta era su forma de preguntarme si podía dejarle la televisión.

—Nada bueno peque, puedes ver algo si quieres —respondí con sarcasmo porque ya tenía el control remoto en la mano.

Le revolví el pelo dejándole el flequillo de punta. Sonreí con un poco de pesar, ahora cada vez que le hacía eso me recordaba a Christopher, que me recordaba a que no me había contactado, que me dejaba frustrada.

Fui a la cocina donde estaba Emily dejando las bolsas de la despensa. Ella era más parecida a la familia de papá con su baja estatura, pero era muy atractiva, con su pelo rubio oscuro y pómulos pronunciados. Hermosa de un estilo caliente. Inteligente y vegana; la única de la familia, las demás amábamos la carne. Tenía treinta años y se podía decir que mi sobrina fue una sorpresa para ella y su ahora esposo. Él viajaba mucho fuera de la ciudad, pero me agradaba y era muy valiente al entrar en esta familia por voluntad propia.

—¿Vas a quedarte a comer? —pregunté.

Rebusqué en las bolsas de la compra porque siempre que iban al supermercado Anthea me compraba chocolates.

—Solo para cenar. Pero Anthea quiere quedarse a dormir aquí.

Eso no me sorprendía mucho, la pequeña se había hecho amiga de la hija de la vecina. Se volvieron inseparables.

¡Oh, las primeras amistades!

—¿Cuál es el problema? ¿No quieres que se quede?

Ella me miró cansada.

—Antes de salir de vacaciones la maestra se quejó conmigo porque les había puesto un trabajo para hacer en el salón de clases, pero era en grupo. Una de las compañeritas de Anthea quería unirse a su grupo y ella le dijo: "Si hay algo peor que una gorda, es una gorda queriendo ser tu amiga".

—¡NO!

Anthea no era así. Ella hacía amigos en todos los lugares a los que iba. Lo único que le importaba era jugar. No podía creerlo. 

Una arruga se había formado en la frente de mi hermana.

—Sí, y sabes de quién son esas palabras ¿verdad?

Oh, oh. Mierda. Mamá volvió hacer de la suyas. Era la única que sería capaz de llenarle la cabeza con prejuicios estúpidos a una niña de siete años.

—¿Le dijiste algo a ella?

—A diferencia de ti, no soy aficionada a pelearme con mamá.

Escupió las palabras, me disparó dagas con los ojos como si mi relación con mamá era el problema. Todas sabíamos que nuestra relación era un desastre, eso no estaba en discusión aquí, si no como mamá era capaz de influir en Anthea. Yo no era culpable de eso. No me iba a hacer cargo.

¡Vaya estupidez!

—A diferencia de mí, eres la mamá. Tienes la responsabilidad de educar a hija.

ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora