ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 4

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NO BUSQUÉ A ROSÉ.

Mi cabeza estaba sufriendo un desbordamiento emocional. Me concentré en poner un pie delante del otro, en alejarme todo lo que pudiera y cuando reaccioné de nuevo me di cuenta que me había internado el jardín. Todo el lugar estaba rodeado de una hilera de grandes árboles y me acerqué hasta una zona poco iluminada. Al parecer era demasiado ordenarles a mis piernas que dejaran de temblar.

Las preguntas me invadían una tras otra, pero había tres que lograban sobresalir de las demás. ¿Cuándo había regresado al país? ¿Cuánto tiempo iba a quedarse? Y la que más curiosidad me producía y al mismo tiempo la que más me molestaba e irritaba. ¿Quién era la morena voluptuosa?

Cuando terminamos la escuela me enteré que Ethan regresaría a estudiar a América, dejándome atrás. Le había sentado bien. Demonios, estaba más guapo de lo que recordaba. Había crecido un par de centímetros, haciéndolo casi tan alto como Marco. Sus brazos me dieron un buen vistazo para saber que había sido constante en las rutinas del gimnasio. Todo con él era abrumador, pero no debía provocarme sensaciones tan vividas.

Desde algún punto de vista podía parecer que estaba huyendo, pero no era así. No quería a mi pasado rondando a mi alrededor, no lo quería de regreso cuando había logrado una libertad desconocida. Estaba más allá de molesta por dejar que su presencia me afectara tanto como para necesitar un respiro, lo único que debía provocar Ethan en mí era indiferencia.

Respiré profundo y traté de tranquilizarme diciéndome que era normal. Habíamos sido muy unidos, nos habíamos amado, por lo menos en algún momento lo hicimos. Un momento que a todas luces había quedado atrás.

Una brisa fresca me acarició el rostro y un escalofrío atravesó mi espina dorsal. Mientras estaba en el restaurante había llovido y me lo perdí, pero aún podía respirar el olor a tierra húmeda. Al menos tenía eso. Miré alrededor. Tenía muchas ganas de quitarme los zapatos y caminar descalza, sentir el suelo frío bajo mis pies. Me encantaba hacerlo, me hacía sentir estable. A lo lejos se escuchaba retazos de la música. Sonreí traviesa. Estaba sola. Sería una lástima no aprovechar el momento y necesitaba un poco de locura antes de volver a la fiesta, buscar a Rosé y fingir que nunca había estado en ese lugar. Que no me encontré con Ethan. Que él no había regresado.

Suspiré.

Me quité los tacones y mis pies tocaron la dureza de las piedras que formaban el camino. Miré hacia atrás, inmediatamente mis ojos fueron atraídos por Ethan hablando con Marco, no había rastro de la chica que lo acompañaba. Parecía una mala broma del destino que ellos fueran amigos tan cercanos como para hablar sobre mí, porque lo habían hecho. Si hubiera incentivado el avance de Marco las cosas hubieran sido realmente incómodas. Con mis zapatos en mano di unos pasos más, alejándome de ellos y entonces, escuché una profunda risa ahogada. Todos mis sentidos despertaron y se pusieron en alerta. Giré sobre mis talones con el pulso acelerado.

No había nadie.

No veía a nadie.

Me mantuve en la zona iluminada por la luna y forcé la vista en la oscuridad que proveía el follaje de los árboles. Tal vez no había sido buena idea alejarme de todos. No conocía a las personas ahí y muchos ya estaban más que borrachos. Y... sentía ojos puestos en mí. Estaba siendo observada, muy profundamente.

Un sonido agudo cortó la tranquilidad del lugar, como si estuvieran... no lo sé, ¿rozando algo?

La oscuridad no me daba miedo, al contrario, me gustaba y me proporcionaba cobijo. A veces se sentía como si fuéramos una y pudiera ser yo misma en ella. Definitivamente era mi zona de confort, pero prefería disfrutarla sola.

ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora