HÚMEDA.
Traté de no hacer ninguna clase de movimiento que evidenciara mi reacción interna con su comentario, pero mi mente se desvió por un camino totalmente nuevo. Me pregunté cómo se sentiría la mano de Christopher subiendo lentamente por mi pierna hasta llegar a mis lugares correctos, acariciar mi clítoris, penetrarme con sus dedos y darme placer. Solo a mí. Mis caderas respondiendo automáticamente con un movimiento, intentando enviar un mensaje que incentivara al chico tendido en la cama.
¡No!
Abrí mis ojos de golpe. Colocando mis manos a los lados de su cabeza, me impulsé hacia arriba. Conseguir un poco de espacio parecía lo más sensato. En el proceso de levantarme golpeé accidentalmente a Christopher en su entrepierna, demasiado cerca de su amigo. Él hizo un gesto de dolor y puso su mano en... Aparté inmediatamente la mirada. No necesitaba más estimular más mi imaginación. Divagué un par de disculpas. Al menos esperaba que fueran unas disculpas porque no comprendía las palabras que salían de mi boca. Demonios, su insinuación me había descolocado, arrastrándome a lugares nuevos, ardientes y llenos de deseo. Por una vez anhelaba que alguien se ocupara de mí y me hiciera ver la explosión de una estrella, como al final de su vida terminan expulsando todo lo que había en su interior. Sí, sería asombroso explotar.
Christopher me agarró del brazo, deteniendo mi paseo por la habitación. Entonces, una vez más, hizo esa cosa de mirarme fijamente con cautela, estudiándome y todo en lo que pude pensar es que solo hacía falta sus ojos para producir una supernova y salir despedida al espacio. Pero en mi delirio vi exactamente el momento en que los ojos de Christopher brillaron con entendimiento y chispearon de diversión.
El muy idiota sabía que actuaba de esa forma por las imágenes lujuriosas que invadieron mi mente. La vibración de su risa me hizo cerrar los ojos con fuerza, mortificada y realmente avergonzada, también muy enojada por no poder ocultar mi reacción.
Bajé la guardia con él.
Odiaba la facilidad con la que era capaz de ver a través de mí y sacar sus propias conclusiones.
—No te preocupes, no me importa ser el pensamiento sexual con el que las chicas se divierten —dijo riéndose.
Abrí mis ojos y él tenía una mueca en su apetitosa boca haciendo un patético esfuerzo para no reírse.
Él no hacía nada para ayudar.
—Solo si se divierten con tan poco, idiota.
Su sonrisa se ensanchó como si le hubiera hecho un cumplido, su mirada viajó hasta mis pechos.
—Fue suficiente para estimular tu agitada imaginación. Porque yo me refería a tu sostén. Deberías quitártelo —bajó la voz a un murmullo—. Está húmedo.
Apreté mis piernas.
No lo hice antes porque no me atrevía a estar desnuda en la ropa de Christopher.
Me solté de su agarre, puse más espacio entre nosotros, tal vez así podía recuperar mis neuronas.
—No pasa nada, mis defensas son altas —en todos los sentidos son altas—. Tengo que buscar a Rosé, seguramente está preocupada por mí.
Por un momento su mirada me absorbió, su sonrisa muriendo en los segundos que duró el repaso. Me sentí desnuda. Tan desnuda como podía estar con una camiseta celeste y un short rojo de rugby, al que tuve que dar tres vueltas para que no se deslizara por mis caderas. Cuando su mirada regresó a mi rostro, los ojos de Christopher estaban imposiblemente dilatados. El calor reptó desde la punta de mis pies a todo mi cuerpo. Llenándome de él.
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ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1
RomanceA veces las heridas son más profundas de lo que imaginamos, vamos por la vida dejando todo atrás... hasta que las secuelas aparecen. Aquí estoy, cerrando el círculo enfermizo en el que seguía atrapada.