YA QUE ROSÉ quería hablar con él pensé seriamente en quitarle las llaves de su coche y huir de ese momento, pero me pareció un poco inmaduro. Si lo hacía Christopher podría pensar que yo había estado hablando sobre él. Que no era el caso. Ni le había contado a Rosé que me lo encontré en un café... ni lo sucedido en la fiesta. Ya podía imaginarme contando todo con detalles explícitos unas cien veces hasta satisfacer su infinita curiosidad.
—¡Oh, por supuesto! Jamás osaríamos en hablar de otra persona que no fueras tú. Nadie más vale nuestro preciado tiempo —escupí con brusquedad.
Sin parecer afectado, se instaló a mi lado.
—Me imaginaba que te sería imposible dejar de pensar en mí —se burló. Entonces, puso una mano en mi cabeza y me revolvió el pelo de forma mimosa— Deberíamos dejar de encontrarnos de esta manera. A no ser que me estés siguiendo. ¿Eres una acosadora?
Aparté su mano de un manotazo brusco, porque me sentía brusca. Mi cabeza quedó hormigueando por su toque. Genial. Lo único que faltaba era no poder controlarme a su alrededor.
—¿Por qué iba a seguirte? ¡Es ridículo! —protesté.
—¿Ustedes dos se conocen? —Preguntó Rosé con voz de sospecha — ¿Por qué se conocen si yo no los presenté? ¿De dónde se conocen?
—No nos conocemos —aclaré.
—Sí lo hacemos —contradijo Christopher.
Los dos nos miramos, desconcertados por las respuestas contradictorias. Christopher tenía el ceño fruncido, pero yo también.
Esta era una de esas preguntas que no tenía respuesta correcta. Nos habíamos encontrado dos veces antes, sí, pero no nos conocíamos. No como Rosé y yo lo hacíamos. No como dos conocidos pueden hacerlo. En realidad, solo nos habíamos cruzado, éramos dos extraños que sabían el nombre de la otra persona. Nada más.
Rosé me miró con picardía y elevó sus cejas a modo de pregunta.
—Nos hemos visto una vez... —empecé.
—Dos —corrigió Christopher.
Lo ignoré.
—... pero no nos conocemos. Solo sé su nombre —Terminé.
Asintió despacio, conteniendo una sonrisa malvada. Ella me conocía mejor.
—¿Y no me contaste por qué...?
Me encogí de hombros, esperando que fuera un gesto de indiferencia.
—No lo sé, no había nada que contar. No fue memorable.
Fue más que memorable, que es seguramente por lo que no se lo conté. Si lo hubiera hecho ella abría insistido en investigar a todos los que asistieron a la fiesta para dar con él y dado que Christopher era hermano de Marco, no hubiera sido tan difícil.
Aún seguía sin poder creer que ellos dos eran hermanos, pero si lo pensaba detenidamente, tenía sentido. Los dos tenían los ojos azules y la piel ligeramente bronceada. Los ojos de Christopher eran mucho más azules, intensos e impresionantes, pero eran parecidos. Ambos eran altos y con facilidad para coquetear. Pero solo uno me erizaba la piel.
Desde que me crucé con Christopher por primera vez, sentí una electricidad recorriéndome y recordándome que mi cuerpo tomaba vida al sentir algo por otra persona, y había algo adicional, era una atracción puramente física. Para mí era nuevo.
¡Oh, Christopher me vio coqueteando con su hermano!
Rosé, actuando como ella misma, ladeó la cabeza y repasó a Christopher con apreciación. Una lenta sonrisa se extendió en su cara.
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ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1
RomanceA veces las heridas son más profundas de lo que imaginamos, vamos por la vida dejando todo atrás... hasta que las secuelas aparecen. Aquí estoy, cerrando el círculo enfermizo en el que seguía atrapada.