NUNCA ANTES estuve en una galería y menos en una exposición de arte. No tenía ni la mínima idea de si todas eran iguales, pero esta era hermosa. Las paredes estaban revestidas de verde oscuro que contrastaban a la perfección con los cuadros, una iluminación tenue que hacían el lugar íntimo y agradable.
Después de que Christopher me pidiera acompañarlo había tenido un revoloteo insistente en mi estómago que solo se intensificaba a medida que pasaban los segundos. Según me comentó Christopher, su mamá era directora de Holland Foundation, organizaba eventos de caridad, exposiciones de nuevos artistas y en varias ocasiones con artistas reconocidos. En ambos casos, obligaba a su familia a asistir.
A simple vista se notaba que había puesto mucho empeño en ese evento. Había una gran variedad y calidad de asistentes que iban de un lado a otro viendo y haciendo comentarios sobre los cuadros mientras bebían champagne, trataban de descifrar que era lo que les inspiraba y más importante qué había inspirado a los artistas. El problema era que iba a conocer a su familia o mejor dicho a sus padres en un ambiente que me incomodaba porque yo no sabía absolutamente nada de arte. ¿Qué pasaba si me preguntaban algo sobre alguna pintura y quedaba como tonta por no saber responder? Así que sí, tenía una justificación para estar nerviosa.
Cuando apenas habíamos puesto un pie en la galería, una chica se acercó a saludar a Christopher y sonreírle como tonta mientras babeaba por él sin importarle que estuviera sosteniendo mi mano. Para ser justa con ella, cuando lo vi también babeé un poco, pero solo un poco. Christopher estaba para comérselo, iba vestido con un traje a la medida de tres piezas completamente negro; el único contraste era su corbata de seda verde que combinaba con mi vestido. Su pelo lo mantuvo desordenado en las partes correctas. Él se veía atractivo mientras rezumbaba confianza y sexualidad. Me sentí en sintonía con la chica cuando no pudo apartar la mirada de él.
Yo llevaba un vestido ajustado verde manga larga con flores de colores bordadas a mano, me llegaba a media rodilla y abrazaba mi cuerpo en las zonas correctas. Atraje toda la atención de mi maquillaje a mis ojos, con un verde ahumado, el pelo lo llevaba lacio y suelto. En palabras de Rosé, me veía sofisticada y sexi. Cuando Christopher pasó a recogerme al apartamento de Rosé me comió descaradamente con los ojos, me dio un beso tan húmedo y sucio que tuve que retocar mi labial.
Nada de eso pareció impresionar ni importarle a la chica, de igual forma me ignoró olímpicamente. Estaba bien, me encontraba más enfocada en respirar para no entrar en pánico. No obstante, mi novio no pensaba lo mismo. Christopher no era estúpido, se dio cuenta del desplante deliberado, entonces se alejó rápidamente de ella sin ninguna palabra, pero regalándole una mirada molesta por su falta de educación.
—Sabes que no tenías que hacerlo, ¿verdad?
Él se encogió de hombros.
—No eres una ramera que decidí sacar a pasear, eres mi novia. Lo hubiera dejado pasar de otra persona, pero sus padres gastaron miles de libras de los contribuyentes en su educación, es ofensivo que no sepa ni saludar.
Mi expresión era de desinterés, por dentro era otra historia. Estaba completamente encantada en que estuviera dispuesto a darme mi lugar.
Oh, chico. Deja de hacer cosas que me acaricien el alma.
A veces mi novio era todo un caballero y como que me gustaba mucho.
Enredó su brazo alrededor de mi cintura y me instó a caminar más allá de la entrada. Avanzamos por un pasillo de la galería viendo algunas pinturas. Al parecer Christopher tomó mi repentino interés por un cuadro como reticencia de conocer a sus padres.
—Vas a encantarles, nena —murmuró en tono tranquilizador.
Sacudí mi cabeza.
—El problema no es si no les gusto, porque seamos sinceros, puedo no gustarles. —Mantuve mi vista en el cuadro—. Tendré un problema en que piensen que soy tonta por no entender el arte.
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ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1
RomanceA veces las heridas son más profundas de lo que imaginamos, vamos por la vida dejando todo atrás... hasta que las secuelas aparecen. Aquí estoy, cerrando el círculo enfermizo en el que seguía atrapada.