ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 14

7K 851 55
                                    

ACOSTADA VIENDO brillar las estrellas en mi techo, sopesé la idea de quedarme en la cama y dormir más tiempo. Al final mamá se enteró de mi escapada con Christopher, pero el único comentario que hizo fue sobre mi vestimenta. La conocía mejor que eso, se guardaría su reclamo como munición para más adelante y lo agradecía porque no quería que nada estropeara mi diversión. Por el rabillo del ojo vi como la puerta de mi habitación era abierta, un borrón corrió directo a tirarse sobre mí. Gruñí al sentir el peso de los huesos aplastarme.

—¿Cómo es posible que aún sigas durmiendo?

Empujé el peso para que cayera al otro lado de la cama. Fiore era la única de la familia que no respetaba la advertencia de no entrar en mi habitación.

—No estoy dormida —me quejé—. ¿Qué haces aquí de todos modos?

—Mamá vino a dejarle unas cosas a Georgina.

Asentí con la cabeza, pero no me importaba en lo absoluto. Solo me parecía extraño que mamá no viniera en persona a despertarme, cuando teníamos visitas le gusta que estuviéramos todas aparentando ser una familia feliz. Un frente unido. Incluso frente a su hermana.

Levanté la sabana para que Fiore se colara dentro, así una de nosotras podría dormir. Ni una protesta salió de su boca, en vez de eso se quitó los zapatos y me abrazó por la cintura. Nunca había conocido a alguien más, aparte de ella, que pudiera dormir donde fuera y a la hora que fuera. Fiore era tres años mayor, pero desde pequeñas habíamos sido unidas, con una complicidad única. Nos queríamos un montón. Pero nos veíamos poco, en parte por mi trabajo y otra gran parte porque ella no podía estar soltera. Era la clase de chica que siempre tenía que tener un novio rondándola. En momentos así, aunque me fastidiaba mucho, me tocaba compartirla.

Tenía que aprovechar para ponernos al día ahora que había terminado con su novio de turno. El chico era un perdedor que lo mejor que sabía hacer era emborracharse hasta perder la conciencia. Ella definitivamente podía hacerlo mejor.

—Rosé me contó sobre el chico misterioso.

Las tres formábamos un grupito de amigas, pero había algunas cosas que no le contaba a Fiore. Ella no era la mejor guardando secretos. Más de una vez se había ido de boca frente a mamá.

—No hay ningún chico misterioso.

Christopher no era algo misterioso ni nada parecido.

—¿Por qué no me has hablado de él?

Porque no quería que Christopher se convirtiera en un tema de conversación.

—Ya lo conoces. Es el chico que estaba tomando un café conmigo cuando fuimos al cine —cerré los ojos—. Pero no hay nada que contar. Sólo es un extraño cercano.

No mentía del todo. No conocía a Christopher.

—¡Lo sabía! Él te miraba mucho.

¿Me miraba mucho?

—¿Qué significa eso?

—Significa que te miraba. Ya sabes... como si le gustaras. —Puse mi mejor cara de: ¿Qué mierda estás diciendo? Christopher jamás me había mirado así—. Lo más acertado sería decir que te miraba con lujuria.

—Confía en mí. No hay nada de lujuria en la mirada de Christopher. No conmigo.

Había quedado demostrado con el hombre abusivo de la carrera. La actitud de Christopher había sido protectora, no de celos.

—Así que Christopher. ¿Te gusta?

—Es muy atractivo —acepté.

Y aun así me quedaba corta. No podía describirlo. Más que físicamente, me gustaba por cómo me hacía sentir.

ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora