ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 20.

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SENTÍA UNA EMOCIÓN que rayaba la euforia y sabía perfectamente quien era el responsable. No podía ser indiferente y negar la sensación que dentro de mí algo estaba comenzando a agrietarse. No estaba muy segura de que fuera algo bueno. Me dejaría expuesta. Estaba sintiendo demasiado. Tenía mis emociones junto con mis sentimientos en una olla a presión amenazando con explotar y salpicarme en cualquier momento. Me asustaba jugar con fuego y terminar quemándome, otra vez. Pero una parte de mí quería empujar el miedo a un lado, pasar corriendo lo más rápido posible y arriesgarme a intentarlo.

Solo una vez más, quería intentarlo.

De todos modos, no es que hubiera algo concreto que intentar. Más que confesar aceptamos que nos gustábamos y nos besamos. Mucho. Eso no significaba que existía algo entre nosotros, ni que estábamos juntos. Para mí era más como pasar el rato. Porque pasar el rato sonaba mucho más seguro. Eso podía manejarlo.

—¿Llamaste un taxi? —preguntó Rosé.

Acabábamos de terminar nuestro turno en el restaurante.

—No.

Christopher me había mandado un mensaje en la mañana diciéndome que pasaría por mi cuando saliera de trabajar, como era sábado no tenía ningún problema en llegar tarde a casa, aunque sí tenía un problema con que no me preguntara si podía quedar con él.

—¿Regresaste con Ethan?

Una pregunta más que fácil de contestar, pero me sorprendió el tono de seriedad que ella utilizó.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Marco dijo que ustedes estaban juntos ayer por la noche, ha pasado el tiempo y tienes una debilidad por Ethan —me señaló con el dedo—. Y esta esa sonrisa tonta que nos puedes borrar.

Es verdad que estaba sonriendo sin poder contenerme.

No habíamos tenido tiempo de hablar, pero ¿pensar que yo podía volver con Ethan? ¡De ninguna manera! Eso era una completa estupidez. Mi corazón ya no latía por él.

—Deberías buscar mejores fuentes antes de insinuar algo como eso. Ethan está fuera de mí radar —la miré por debajo de mis pestañas—. Es Christopher, va a pasar por mí.

Rosé abrió tanto sus ojos que faltó poco para que se salieran de sus orbes, mientras tanto, su cerebro maquinó, haciéndose una idea de la situación.

—Él parecía muy convencido, dijo que hasta estaban riendo. Asumí que ustedes dos —se encogió de hombros— estaban juntos otra vez.

—Absolutamente no. Sí nos reencontramos y hablamos un rato, pero nada más. Yo no podría regresar con él, lo sabes.

Sus rasgos se ensombrecieron con cautela.

—Es verdad —dijo, como si se acabara de dar cuenta de algo—. Ayer estabas con Christopher en su habitación y ahora pasará por ti. ¿Estás segura de eso? Tal vez no es lo más conveniente que te involucres con él.

—¿Por qué no? Christopher dijo que no estaba viendo a nadie.

Una sensación desagradable se asentó en mi estómago, Christopher pudo haber mentido.

—Si Christopher lo dijo debe ser así. Él no es de los que miente para conseguir algo —sacudió su cabeza—. Es un gran chico, de verdad que lo es. Es solo... ve despacio, no te encariñes rápido, ¿está bien?

—Rosé si tienes algo que decirme hazlo de una vez.

—De algún modo tú terminaste usando su ropa ¿Eso significa que tú y él...?

ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora