capitulo 2

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Justin Bieber era una leyenda por aquí. Las mujeres no podían mantener sus manos fuera de él, y los hombres estaban muertos de miedo de él. Era guapo y peligroso. Un poco malo y muy sexy. Y al igual que Eva, era salvaje y le gustaba vivir la vida al máximo (a veces un poco demasiado). No tenía reglas y hacía lo qué o quién quería. Al parecer, él estaba trabajando en su más reciente quién - la rubia envuelta alrededor de él.

Lo creas o no, además de Eva, Justin era mi mejor amigo. Nos conocíamos desde que éramos niños pequeños jugando casa en el granero de mi papá. Cuando tenía seis años, mi papá compró la chacra junto al rancho de su padre, haciéndonos vecinos y, finalmente, amigos.

—Vamos a hablar con él— dijo Eva, bailando en su lugar.

—No, se ve ocupado— murmuré con una pizca de celos.

 

Su mano todavía descansaba en la cintura de la rubia. Los tatuajes que comenzaban en su muñeca izquierda y en círculos alrededor de su brazo, capturaron mi atención. Me acordé de cuando se hizo esos tatuajes. Yo había estado allí.

—¡Por favooooorrr! El hombre puede dejar de besar a esa puta lo suficiente como para hablar con nosotras — dijo Eva, mirando a la rubia de arriba abajo.

Sin esperar por mí, se dirigió hacia él.

¡Oh, mierda! Corrí para alcanzarla. Eva y Justin no se mezclaban bien juntos y eso era poniéndolo a la ligera.

—¡Hola, extraño! — Eva gritó sobre la música cuando estábamos a unos pocos metros de él.

Justin dejó de engatusar a la rubia para mirar hacia nosotras. Vi sus ojos abrirse con sorpresa.

Oh, wow. El color de sus ojos nunca dejaría de sorprenderme. El miel de sus ojos era impactante. Impresionante. Hermoso.

Al verlo de nuevo, me di cuenta de lo mucho que lo había echado de menos desde que salí para la universidad. 

 

¿Se suponía que debería sentirme así por un amigo?

Mi estómago dio un giro extraño. Él era mucho más alto que yo. La parte superior de mi cabeza golpeó el centro de su pecho. En un buen día, yo medía un metro y sesenta centímetros, corto para los estándares de la mayoría de las personas, pero junto a Justin, era muy pequeña.

 —¿Qué están haciendo aquí?— preguntó, desenredándose a sí mismo de los brazos de la rubia. Ella puso mala cara, lo que me dio ganas de sonreír y hacer un salto de puño.

—Bailar — Eva respondió mientras miraba a Rubiecita. — . Preguntaría lo mismo, pero es bastante obvio.

 Él ignoró su comentario sarcástico.

—¿Cuándo llegaste a la ciudad, __(tn)?— preguntó, inclinándose hacia mí para hacerse oír por encima de la música.

—Hace unos días— le respondí—. Te mandé un mensaje pero nunca recibí respuesta.

Bueno, admito que fue a la primera persona a la que envié un mensaje al llegar a la ciudad. Cuando él no respondió ni apareció en mi puerta, como era su costumbre de inmediato, yo estaba un poco molesta. ¿Qué tan triste era yo?

—Lo siento. El maldito teléfono es un pedazo de mierda — dijo, metiendo las manos en los bolsillos.

—He oído eso antes — Eva murmuró, rodando los ojos.

Justin le lanzó una mirada de enfado. La rubia eligió ese momento para acercarse más, presionando sus generosos pechos contra él. 

 

algunas reglas fueron hechas para romperse (justin bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora