Hay días que nunca olvidaré. Días que cambiaron mi vida para siempre. Cuando mi madre murió. Encontrar a Justin por primera vez. La noche en la que le di mi virginidad. El momento en que el EMP golpeó, tomando la electricidad de los Estados Unidos. El día que mi padre murió. Enterarme de que estaba embarazada. De pie bajo las estrellas mientras Justin me pidió que me casara con él. Así que muchos días importantes, algunos felices y otros tristes. Pero el día que cambió mi vida para siempre fue el día que Justin no regresó. Ese día, mi mundo se derrumbó. Ahora lo único que me quedaba eran recuerdos.
—¡__(tn) Jackson, baja de ese árbol!
Agarrando la rama debajo de mí, me incliné para poder mirar hacia abajo a Justin. Estaba de pie con los pies separados, los brazos cruzados sobre el pecho. Se veía tan enojado como para subir al árbol y bajarme por sí mismo. Quería rodar mis ojos. Desde que cumplió los trece años, él no era divertido.
—¿Qué pasa, Justin, temes que vaya a caer? —Me reí, balanceando las piernas juguetonamente en el aire.
—¡Claro que sí, temo que te vas a caer! ¡Baja antes de que te rompas el cuello! –Gritó, entrecerrando los ojos hacia mí por debajo de su gorra.
Me reí del ceño fruncido en su rostro y giré mis piernas de nuevo, esta vez enviando mis pies más alto en el aire.
—__(tn) –advirtió, estirando mi nombre.
No le hice caso. Él era inofensivo y no se atrevería a tocar un pelo de mi cabeza.
Con una sonrisa, alcé la vista, preguntándome cuánto más lejos podría subir. Las hojas verdes me hacían señas, provocándome para llegar a por ellas. Quería estar en la parte más alta, capaz de mirar hacia abajo y ver todo.
El sol se filtraba a través de las ramas, cegándome. Cerré los ojos y sentí el calor en mi cara. El viento cambió, enfriando mis mejillas. Abriendo los ojos, dejo ir la rama debajo de mí y tomé otra.
—¡Ni se te ocurra! —gritó Justin, añadiendo una mala palabra que nunca había oído antes. Su mal lenguaje no me molestaba. Mi papá dijo que no repitiera nada de lo que Justin diga y yo nunca lo hice, pero a veces pensaba que todas sus maldiciones sonaban tontas.
—Voy a tratar de llegar a la otra rama. Tal vez pueda ver mi casa desde aquí —le dije, haciendo equilibrio mientras me ponía de pie.
No me atreví a mirar hacia abajo cuando Justin empezó a caminar de ida y vuelta al pie del árbol, murmurando algo que no podía oír.—¡Lo juro, __(tn), voy a patear tu culo cuando bajes! —gritó, deteniéndose justo debajo de mí.
—¡Vas a tener que atraparme primero! —grité, mordiendo mi labio inferior mientras me concentraba en tirar a mí misma en una rama superior. Saltando arriba y abajo, he probado la fuerza de la rama. Las hojas bailaban frenéticamente al final de sus palitos, produciendo un crujido. Me encantaba el sonido. Siempre me recordaba al verano.
—Oh, te atraparé, __(tn) —dijo Justin, protegiéndose los ojos del sol para que pudiera verme—, y cuando lo haga, te vas a arrepentir por asustarme.
—Pensaba que nada te asustaba. ¿Eres una niñita? —bromeé, sabiendo que solo llamarlo así lo haría enojar.
Hizo un ruido raro profundo de su garganta, recordándome al perro callejero que me gruñó el año pasado. Me preguntaba cómo Justin hizo ese ruido. Tenía que preguntarle. Tal vez me podría enseñar. Podría ser útil cuando estaba frustrada con Eva.
ESTÁS LEYENDO
algunas reglas fueron hechas para romperse (justin bieber y tu)
Action"Él era mi oscuridad y yo era su luz. No podíamos existir sin el otro". Para mí, la vida era simple. Iba a la escuela y estudiaba. Pasaba el tiempo con mis amigos y me alejaba de los problemas. No bebía, no maldecía, y sólo salía con caballeros. Era...