capitulo 37

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—¿__(tn)? — Justin gritó.

El sonido del golpe de la puerta trasera cerrada bruscamente  hizo eco en toda la casa. Me acosté en la cama, acurrucada a un lado, tratando de aceptar el hecho de que estaba embarazada.

Miedo fluyó a través de mí, haciendo que volvieran las náuseas. ¿Qué iba a decir? Él no quería una relación y no quería empujarlo a tener una por un bebé. Sin lugar a dudas, quería a este niño, pero ¿cómo iba a decirle cuando no me amaba? Y ¿cómo traeríamos a un bebé a este mundo olvidado por Dios?

—¡Mierda, me asustaste!— Dijo, deteniéndose en la puerta del dormitorio para mirar a mi dirección.

Me forcé a sentarme y lo mire a los ojos. Se veía duro en sus vaqueros gastados y camisa de algodón que envolvía su cuerpo perfectamente. Su cabello necesitaba desesperadamente un corte de pelo, pero se veía sexy como el infierno.

—No me has respondido —espetó, caminando hacia el borde de la cama y frunciendo el ceño hacia mí. Sus cortantes ojos mieles eran fríos cuando viajaron por mi cuerpo—. Te ves horrible. ¿Todavía te sientes mal? 

—Sólo estoy cansada.

Levanté mis piernas por un lado de la cama cerca de él, decidida a fingir como si no pasara nada. Era momento de cambiar de tema. Rápido.

—¿Terminaste con el venado?

—Sí, la carne está en el ahumadero ahora —Me miró con atención—. ¿Estás segura de que estás bien?

¡Oh, diablos! Él me conocía demasiado bien como para saber cuando estaba mintiendo, pero no estaba dispuesta a decirle la verdad todavía.

—Estoy bien Justin.

Sé que no me creyó pero aceptó mi respuesta y se fue sin decir una palabra.

Pesadez se asentó en mí. No me atreví a decirle todavía. Por mi suposición, no se notaría durante unos meses. Para entonces, tal vez podría aceptar el hecho de que podría tener su bebé, pero no tener su amor.

****

Mientras el sol se ponía lentamente afuera, estábamos dentro, comiendo una cena que consiste en carne de venado y vegetales enlatados. Ninguno de los dos habló, la tensión se extendía entre nosotros como una cuerda fuertemente jalada dispuesta a romperse en cualquier momento. Justin parecía distante y hosco, más que de costumbre esta noche.

Coloque la comida en mi plato, ira reemplazando cualquier hambre que tenía. Lo necesitaba más que nunca. Estaba embarazada y tenía miedo. Pero también estaba cansada de jugar sus juegos. Justin o me quería o no lo hacía. Los mensajes contradictorios que me enviaba eran molestos. Y estaba cansada de vivir en esta casa con él como si fuéramos dos desconocidos.

—Come, __(tn).

Salté ya que la voz profunda de Justin resonó desde el otro lado de la mesa. Mirando hacia arriba, lo sorprendí mirándome fijamente, esperando a que yo comiera un bocado.

—No —dije mirándolo en desafío.

Apretó los labios— No puedes sobrevivir si no vas a comer y que me jodan si mueres.

—No tengo hambre.

Colocó su tenedor silenciosamente a pesar de que la rabia estaba a punto de explotar de él.

—Me importa un comino si tienes hambre o no. ¡Dije que comas!

Le levante una ceja.

—Y te dije, no.

algunas reglas fueron hechas para romperse (justin bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora