Hambre. Era sólo una de las muchas cosas que podría haberme roto. Muerte. Violencia. El dolor y la tristeza. Habían tratado de conquistarme y habían perdido. Ahora, me enfrentaba a otro enemigo, uno que nos atormentaría antes de matarnos. El hambre, una criatura fea que roía el estómago de una persona. Un síntoma de los hambrientos.
Las cosas parecían sombrías. Había suficiente comida para un mes, tal vez dos si es que realmente ahorrábamos, pero después de esto, íbamos a estar realmente hambrientos. Cuando esto sucedió, el juego cambió. Nuestra realidad sería lanzada en una bola rápida. Una que esperábamos que pudiéramos tomar.
Jeremy apareció minutos después de que la milicia se fue, angustiado y desesperado por asegurarse de que todos estábamos bien. Los hombres habían limpiado sus suministros también, aun teniendo alguna ropa de cama y enseres básicos. Afortunadamente, no habían encontrado el escondite secreto de comida escondida debajo del piso del granero de Pattie y Jeremy. Era nuestra salvación, la pequeña caja fuerte rellena de alimentos preparada para casos de emergencia como este. Los cucharones de arroz y frijoles. Las latas de alimentos y paquetes de carne y frutos secos. No iba a durar para siempre, pero al menos teníamos algo. No muchas personas en el país podían decir eso.
Justin me evito como la peste el resto del día, dejando que su mamá le curara los cortes en su lugar. No le dejé ver lo mucho que me dolía, pero más que nada estaba enojada. Enojada con los hombres que tomaron nuestros suministros. Enojada de que Justin volvía a ser distante.
Estaba oscuro, el frío tratando de empujarse a sí mismo en la casa, cuando me senté en la mesa para la cena. Brody, Kevin, y Eva ya estaban sentados, en silencio comiendo la sopa de pollo que Pattie había hecho antes, utilizando sólo el pollo enlatado y agua. Fue agradable y caliente, no exactamente la mejor sopa que había probado nunca, pero, ¿cómo era el viejo refrán? ¿"Los mendigos no pueden escoger"? Muy pronto, podríamos ser los mendigos.
Nadie habló mientras comíamos, todo el mundo deprimido y preocupado por nuestra situación. Moví mi pequeño plato de sopa, observando cómo el vapor se elevaba y desaparecía en la pequeña luz de queroseno. Levantando una cucharada a la boca, me pregunté cuántas cenas como ésta que tendríamos en el futuro: agua sazonada con lo que tuviéramos a mano.
Miré hacia arriba cuando Justin se sentó frente a mí, evitando mirar a mi dirección. Decidí a hacer lo mismo. No quería ver el disgusto en sus ojos de todos modos.
Jaxon tomó la única silla vacía, la derecha, a mi lado. Su brazo se frotaba contra el mío cada pocos segundos ya que estábamos todos amontonados alrededor de la mesa. Me deslicé para darle más espacio y robe un vistazo a Justin.
Tenía la cara magullada y su ojo estaba hinchado de la lucha con los hombres. Parecía peligroso y locamente cabreado. Entonces, ¿cómo es que quería agarrarlo y tirarlo a la cama? Aclarando mi garganta me obligué a prestar atención a la sopa.
El único ruido en la habitación era el tintineo de las cucharas contra tazones. El fuego del calentador improvisado que Brody había diseñado nos mantuvo cálidos mientras comíamos. Me había quitado la chaqueta cuando mi cuerpo se calentó por el fuego y la sopa caliente.
Kevin y Brody empezaron a hablar de hacer un viaje a la ciudad, con ganas de saber si lo que la milicia había dicho era cierto, que el enemigo estaba siendo forzado a salir. Eva era toda oídos. A pesar del peligro, ella quería buscar a sus padres. La última vez que los vi, estaban obligándola a salir por la puerta, enviándola al país para escapar de algún peligro.
Estaba escuchándolos hablar cuando Justin se inclinó sobre la mesa y vertió su sopa en mi plato vacío. Lo miré con sorpresa y asombro.
No me miró, sólo cogió su vaso de agua y bebió un largo sorbo.
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algunas reglas fueron hechas para romperse (justin bieber y tu)
Action"Él era mi oscuridad y yo era su luz. No podíamos existir sin el otro". Para mí, la vida era simple. Iba a la escuela y estudiaba. Pasaba el tiempo con mis amigos y me alejaba de los problemas. No bebía, no maldecía, y sólo salía con caballeros. Era...