capitulo 15

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Caminé a través del patio, el frío viento azotando mi cuerpo en su mejor intento de derribarme. Girando el rostro en el volteado cuello de mi chaqueta, traté de ocultarme de la cortante y fría brisa. El final de mi trenza cayó contra mi pecho, sintiéndose pesada contra mi esternón. Empujé el tejido sombrero de punto sobre mi frente y luego metí las manos en mis bolsillos, buscando algo de calidez para mis dedos.

Me sentía tan débil, pero no tenía tiempo como para estar cansada. Por días, todos habíamos estado al borde, esperando a que el terrorista volviera, pero no apareció. Nadie se aventuró al rancho y no había señal de alguien transgrediéndolo. Tal vez estábamos a salvo. Tal vez lo olvidarían.

Sólo podía desear.
 

Mi estómago rugió, la sensación de hambre haciéndose constante. Un pedazo de pan, una lata de frutas, un duro pedazo de carne. Ese había sido nuestro desayuno, almuerzo, y cena por las pasadas semanas. El arroz y las judías estaban siempre en el menú, dos cosas que temía nunca dejáramos de comer. Las odiaba bastante. Nuestro café se había acabado también. Todo lo que teníamos para beber era agua filtrada del arroyo. Quería tanto una Coca Cola que casi podía saborearla, fría y burbujeante en mi lengua.

Tragué y alejé el recuerdo de mi mente mientras caminaba hacia la casa. Pensar en lo que extrañaba sólo me volvería loca. Recordar lo que no tenía sólo me empujaría hasta el borde, dejándome en un oscuro lugar del cual sería imposible salir. No podía ponerme toda depresiva sólo porque extrañaba una bebida, o comida real. Había tantas cosas más por las que estar preocupada, como el colapso del país y los cientos de muertes. O el miedo de tener un bebé sin el equipo médico apropiado. No, había demasiadas cosas por las que estar preocupada; lo que no podía tener ya no era importante.

Un grito en la verja delantera llamó mi atención, sacándome de mi trance. Volví el rostro hacia el viento, viendo a Kevin arrear el ganado hacia el granero. El borde de su sombrero de vaquero se había alzado por el viento y casi cayó de su cabeza. Lo vi moverlo, manteniéndolo en su lugar mientras mantenía un ojo en una vaca en particular que no seguía el ganado.

Trasladé la mirada hasta Jeremy. Cabalgaba su propio caballo, uno grande que tenía mala actitud pero que era buen trabajador. El caballo mantuvo al ganado moviéndose, haciendo que Jeremy luciera como si estuviera allí sólo para cabalgar.

Temblé mientras Brody caminaba hasta la verja, un gran cuchillo en sus manos. Sabía que estaba esperando que le llevaran otra vaca para matarla tan humanamente como era posible.

Hace dos días, nos encontrábamos sentados alrededor de la mesa, cada uno envuelto como esquimal mientras comíamos nuestra cena. La radio de onda corta estaba encendida, puesta honorablemente en el centro de la mesa. Era nuestra nueva forma de entretenimiento. 

 

La metálica voz de un hombre repiqueteó a través de la pequeña radio, llenando el silencio en la cocina. —Las tropas del gobierno están revisando el campo, buscando ganado. Este será sacrificado para alimentar el hambre. Los caballos serán tomados también, usados como comida o para la caballería de Estados Unidos. Cualquiera que se rehúse a entregar su ganado será arrestado. Ténganlo en cuenta, rancheros.

 

Dejamos de comer para escuchar. Una palabra quedó estancada en mi mente: apoderarse.

—Repito, el gobierno de Estados Unidos está apoderándose de todo el ganado para racionar. —La transmisión cayó en la estática, el resto de las noticias codificadas.

Brody estiró su brazo para golpear el costado del portátil como su forma de arreglarlo. Aunque esa vez, no funcionó. La cosa estaba muerta.

Jaxon bajó su tenedor, la pequeña cantidad de comida en su plato olvidada. —¿Papá? —preguntó, mirando a su padre en busca de instrucciones.

algunas reglas fueron hechas para romperse (justin bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora