Algo empujó contra mi costado. Me acurruqué más debajo de las sábanas, más cerca de la calidez a mi lado. Mi barbilla y nariz estaban entumecidas del frío. Coloqué mis piernas más cerca de mi pecho y envolví mis brazos alrededor de mi cintura, sintiéndome contenta y en paz. En el fondo de mi mente, me preguntaba quién me había puesto en la cama, pero no importaba. Estaba más caliente bajo las sábanas que en la silla así que no iba a quejarme.
Alguien me empujó de nuevo, pero esta vez fue más agudo, más fuerte. Abrí los ojos pero la habitación estaba en la oscuridad total.
¿Qué está pasando?
Dándome cuenta de que alguien estaba detrás de mí, empecé a darme la vuelta cuando de repente un puño voló por el aire, golpeándome en el brazo.
Grité y me deslicé hasta el borde de la cama. La frialdad se apoderó de mí, haciendo que la habitación parezca más a un cuarto de refrigeración que a un dormitorio. Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad rápidamente. Vi la silueta de una persona tumbada a mi lado, gimiendo y agitándose, pateando las sábanas de sus piernas.
—¿Justin? —Me acerqué, tocándole el brazo.
Se estremeció, su cabeza moviéndose hacia atrás y hacia adelante en la almohada. —¡Nooooo! —gritó, empujándose lejos de mí, con los ojos cerrados.
—Justin —dijo más fuerte, sacudiéndolo. Me estaba asustando. Sus piernas pateando, pasando muy cerca de mis pies. Su gran puño giró en el aire, casi golpeándome en la cabeza.
La luz de la luna atrapó la blancura del vendaje alrededor de su cintura. Si no lo despierto, van a soltarse los puntos! Haciendo caso omiso de la amenaza a mí misma, me puse de rodillas. Arrastrándome más cerca, traté de agarrar sus brazos y detenerlo, pero él luchó, luchando contra mí.
—¡Justin! ¡Despierta! —grité, tratando de despertarlo.
Gruñó, sus ojos aun fuertemente cerrados.
–Intenta matarme, cabrón –rugió.
De repente, sus ojos se abrieron de golpe, pero aun estaban aturdidos, nublados. Vi el frío sudor en su frente, pero sentí el calor emanando de su cuerpo.
Su fiebre volvió.
Con otro gruñido, agarró mis muñecas con una mano y me volcó sobre mi espalda, rodando encima de mí. Respirando con dificultad, me miró, sujetándome por debajo de él. Recordé sus palabras de antes, describiendo las pesadillas que aún tenía. Entonces supe que no estaba conmigo realmente viéndome, pero la pesadilla lo había atrapado.
—Justin, soy yo. __(tn) –dije con una voz temblorosa, suplicando que se despertara. Traté de mover mis muñecas de sus manos pero tenía un firme control sobre mí.
Sus ojos no reconocían nada. No me reconocía. No hay estado de insomnio. Sólo la fiebre y el delirio.
Transfiriendo mis muñecas con una mano, la otra mano lentamente se deslizó por mi brazo. Su toque era áspero, sus dedos violentos.
Respire con fuerza, acostada todavía debajo de él. Tenía miedo de moverme. Miedo de asustarlo más.
—¿Justin? —Esperaba que sólo el sonido de mi voz lo despertara. Parecía que lo calmó antes. ¿Por qué no ahora?
Sus dedos rozaron mi clavícula, moviéndose lentamente hacia arriba.
—Justin, despierta —le dije, moviéndome debajo de él.
Un gruñido brotó de su garganta mientras sus dedos se extendían alrededor de mi cuello, envolviendo fácilmente alrededor de mi garganta con una sola mano. Comencé a sentir un poco más de presión a medida que sus dedos se clavaron en mi cuello. Envolví mis dedos alrededor de sus muñecas y traté de apartarlo, pero él era fuerte, demasiado fuerte para mí.
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algunas reglas fueron hechas para romperse (justin bieber y tu)
Acción"Él era mi oscuridad y yo era su luz. No podíamos existir sin el otro". Para mí, la vida era simple. Iba a la escuela y estudiaba. Pasaba el tiempo con mis amigos y me alejaba de los problemas. No bebía, no maldecía, y sólo salía con caballeros. Era...