Interstellar 》JooKyunWon《

10. El chico suave, una iglesia y Hyungwon

ㅡ¡Estás guapo, Hyungwon!

Hyungwon iba vestido relativamente formal, había tenido que rebuscar en el armario alguna camisa blanca y unos pantalones que no fueran los shorts con los que pretendía pasar todo el verano. Hyungwon no se sentía demasiado cómodo en aquella ropa, la camisa le daba calor y los pantalones le quedaban algo pequeños, apretados en los muslos. Lo único bueno era que, al ser tan temprano, aún no hacía un calor sofocante. Las nubes que traían lluvias hacía días que habían desaparecido y el bochorno en el ambiente había vuelto.

Jooheon pasó a buscarlo sobre las once a su casa, vestido de manera similar a Hyungwon. Caminaron despacio, uno pegado al otro, el meñique de Hyungwon agarrando el de Jooheon. Hyungwon, a las once de la mañana de un domingo, lo que más le apetecía era estar en su camita disfrutando de un par más de horas de sueño. Sin embargo, Jooheon le había pedido por favor que lo acompañara, que Changkyun se negaba a pisar la pequeña iglesia del pueblo. ¿Quién era Hyungwon para negarle a Jooheon algo? Hyungwon sacrificaría sus horitas extra de sueño por ir con Jooheon a la iglesia, si a Honey le hacía ilusión que Hyungwon fuera con él, Hyungwon no se opondría.

Hyungwon no quiso preguntar porqué Changkyun no podía perder una hora de su vida para ir a la iglesia con Jooheon, pero a lo mejor Changkyun tenía sus razones, pensó Hyungwon mientras entraban en la iglesia, a lo mejor era ateo. Hyungwon tampoco era un devoto ni el mayor creyente, podía contar con los dedos las veces que había pisado una iglesia, pero tampoco le molestaba estar allí. Jooheon y él se sentaron en uno de los bancos del centro, al lado de ellos la señora Jung de la pastelería del pueblo.

Incluso allí sentados en la casa del Señor, mientras el sacerdote soltaba su sermón y las abuelitas soltaban un "amén" cada tres minutos, el meñique de Jooheon nunca soltó el de Hyungwon. Hyungwon alzó la vista, mirando las vidrieras de colores y la escasa decoración de la pequeña iglesia. En un momento dado, Hyungwon miró a su izquierda, a tiempo de ver a Jooheon con sus ojitos cerrados y la otra mano libre sobre el pecho, sus labios moviéndose pero ningún sonido salía de su boca.

Lee Jooheon ya era un ángel a ojos de Hyungwon, pero verlo así, bajo la tenue y anaranjada luz de la iglesia, murmurando oraciones que Hyungwon no lograba escuchar, para él Jooheon no podía ser real. Hyungwon soltó el meñique de Jooheon para agarrar su mano firmemente, entrelazando todos los dedos y besando el dorso de la mano de Jooheon.

Jooheon aleteó las pestañas y miró a Hyungwon, ladeando la cabeza y sonriendo con timidez. Hyungwon solo se encogió de hombros. Hyungwon miró hacia delante y en silencio, dio gracias a Dios por traer a Jooheon a su vida. Segundos después, también dio gracias por Changkyun. Si él estuviera aquí, la mano derecha de Hyungwon tendría a qué agarrarse.

...

Al salir de la iglesia, Hyungwon se subió las mangas de la camisa y desabotonó los primeros botones, debía ser ilegal llevar camisas en verano. Honey, por otro lado, se veía bien, con una fina capa de sudor sobre la frente pero se dejó la camisa tal y como estaba: abotonada hasta el último botón. Los dedos de Jooheon encontraron su sitio de nuevo entre los de Hyungwon y caminaron de vuelta.

ㅡ¿Quieres comer un helado? Yo te lo compro.

Hyungwon nunca había rechazado un helado gratis y ahora no iba a ser de menos. El medio día los encontró sentados bajo la mínima sombra de un árbol, dos paletas de limón en sus manos. Hyungwon apoyó la cabeza en el hombro de Jooheon, en una de las ramas del ábol, un pájaro piaba una canción sin sentido. Ya con solo el palo del helado en la mano, Hyungwon bostezó, acurrucándose aún más cerca de Jooheon, sintiendo el lento movimiento del pecho del menor. Ahora, pensó Hyungwon besando el cuello de Jooheon, me vendría bien una siesta.