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El celo de Yuri Plisetsky había comenzado ese día  y ese día marcaría su vida para siempre.

El día comenzó con Yuri removiendose de un lado a otro en la cama, le era molesto estar en celo cuando sólo se tenía a él mismo para complacerse. Le molestaba que sus feromonas se esparcieran por el aire llenando su habitación y cuando abría la ventana sabía que ese olor de necesidad llegaría a las fosas nasales de algún alfa o beta que estuviera cerca... pasar tres días así era lo peor que en su opinión le podía pasar. El primer día la paso en su habitación, mejor dicho en el baño intentando quitarse las ganas de aparearse con alguna raza superior a él, el segundo día bajo a comer algo esperando que su "Madre", Yuuri Katsuki, hubiera preparado un poco de pasta o lasagna.

—Yuuri —saludo el omega menor al ver a la pareja de por vida de su tutor.

—Hola pequeño... ¿Estas en celo?—preguntó el omega mayor al percibir el olor del rubio —Deberías usar tus supresores.

—No es necesario, mañana acaba esto y hasta dentro de tres meses a sufrir de nuevo —dijo el rubio tomando lugar en la barra de la cocina —¿Hiciste pasta? —preguntó olisqueando el ambiente.

—Pues no pero puedo hacerla —el pelinegro se volvió a la estufa para empezar a hacer una pasta para el chico al cual consideraba hijo. —Deberías tomar los supresores —insistió —Viktor dijo algo sobre una presentación o algo.

—Sabes que no me gustan esas cosas además porque debería ir no es como si realmente fuera su hijo.

—Yuri, Viktor te adora. El te ha criado desde que has vivido en esta ciudad.

Yuri Plisetsky vivía con su abuelo en Moscú hasta que un día decidió ir a explorar el mundo por su cuenta y de esta forma llego a Estados Unidos donde por alguna extraña razón se encontraba un compatriota alfa y su omega japonés y como no tenia más dinero se quedo con ellos e intentaron adoptarlo pero el se negó diciendo que aun tenia a su abuelo.

—Yuri... Sólo por esta vez iré con ustedes pero no tomare esos estúpidos supresores porque me iré de inmediato.

—Bueno, supongo que Viktor estará de acuerdo con eso.

Yuri rodó los ojos y se levantó para volver a su habitación para buscar los supresores que le había dado el omega mayor tiempo atrás para que pudiera ocultar su olor de los alfas que según Viktor sólo quieren follar para luego abandonarlo con el corazón roto.

Yuri rodó los ojos y se levantó para volver a su habitación para buscar los supresores que le había dado el omega mayor tiempo atrás para que pudiera ocultar su olor de los alfas que según Viktor sólo quieren follar para luego abandonarlo con el c...

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Viktor volvió a casa a las cinco con una sonrisa en su cara.

—Yuuuuuuuriiiiii —gritó al ver a su omega en la cocina sacando macarrones con queso del fuego.

—Hola amor —saludó el omega dejando de lado la comida para sonreirle a su esposo. —¿Porqué estas tan feliz?

—¿Recuerdas que mencione una presentación? —dijo avanzando hasta el amor de su vida.

Amor en nueve meses. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora