¿Qué harías si pudieras meterte en los sueños de otros? Tal vez no lo sabes, pero eso es lo que hace Brisa, una chica ¿normal? ¿Alguien normal viaja en el mundo de los sueños mientras duerme? Ella sabe que es singular, así como un extraño desconocid...
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La señorita Bravo se encontraba de muy mal humor el día de hoy, y creo saber porqué. Mientras buscaba mercancía en la bodega, encontré algunas cartas de amor de hace cincuenta años en un baúl viejo que estaban destinadas a ella. Era una oportunidad única, así que empecé a leer un par de ellas, pero me descubrieron a mitad de la diversión y fui obligada a abandonar la bodega. Al parecer la señorita bravo se quedó ahí por al menos una hora, y al salir creí que me fulminaría con la mirada, sin embargo no había nada más que una profunda tristeza y nostalgia en su rostro. Claro que en poco tiempo esta pequeña depresión que tenía, se convirtió en irritación y enojo. Así que fui obligada a trabajar más de la cuenta.
Pero eso no fue lo más extraño del día, en algún momento un muchacho de cabello castaño y ojos negros, vestido con ropa bastante formal entró por la puerta y se acercó al mostrador con un arreglo de flores.
–¿Cuánto?–preguntó descortésmente.
–500 pesos–respondí educadamente en contraste.
Sacó su billetera y puso sobre la mesa 5000 pesos, los tomé y empecé a sacar el cambio de la caja registradora. Entonces cuando planeaba entregarle me dijo:
–El cambio es tuyo.
–No lo necesito cliente, pero le agradezco.
–No es gratis ¿sabes?–susurró–busco a un joven de cejas gruesas y cabello negro llamado Julián, ¿no lo has visto por aquí?.
Me tomó por sorpresa, por lo que rápidamente pudo adivinar la respuesta simplemente al observar mi rostro.
–Así que lo conoces ¿eh?–sonrió burlonamente–¿4500 no era suficiente?, dime, puedo darte lo que quieras, pero necesito respuestas.
–Yo no necesito nada de eso.
¿Cómo se atrevía a intentar sobornarme?, no soy esa clase de persona, el dinero no puede comprarme, ¿y qué esperaba entrando a la tienda con la actitud de un cretino?, mirándome con esos ojos llenos de sarcasmo, con las comisuras de sus labios formando un gesto de risita y con una billetera llena de dinero en manos. No había nada que pudiera molestarme más que eso.
–¿No es dinero?. Entonces ¿qué es?, un buen trabajo, una linda casa, tu sólo dime, mi padre está dispuesto a pagar por ello.
–Parece que me ha malentendido, no hay necesidad de pagarme por que yo no conozco a ningún ¿Julio?, ¿ese era el nombre?–le dije molesta.
–Muy lista, pero no creas que me engañas con esa actuación. Desde el momento en que te mencioné el nombre de ¿Julián?, ¡si ese es!–rió maliciosamente–tu mirada te delató, no he viajado por la mitad del país para hacer bromas, no soy tu enemigo. Es más, puedo ser un muy buen amigo, pero necesito tu cooperación.
–Como le repito, no conozco a ningún Julián, perdóneme por confundir el nombre, parece ser un buen amigo suyo para que lo este buscando con tanto esmero–acusé firmemente.
–¿Amigo?–mostró una mueca amarga–si, podríamos decir eso.
–Entonces le deseo mucha suerte para encontrarlo–sonreí–hay un pueblo cerca de aquí, puede ser que esté en ese lugar, ¿por qué no?.
–Parece que ya te han cegado sus palabras, no te culpo, a mi también me pasó en algún momento, pero no olvides que detrás de ese rostro amable hay algo bastante sombrío.
No pude contener mi sorpresa, y menos sostener mi mentira, porque instintivamente pregunté:
–¿Sombrío?.
–Parece que ya hablamos el mismo idioma. Si, sombrío, esa es la palabras, Julián es mi amigo, pero tiene algunos problemas, ya sabes...mentales.
La garganta se secó automáticamente, es decir, yo por mucho tiempo desconfié de Julián, hasta apenas ayer le dije que le ayudaría, pero ahora ¿qué certeza tengo de que sus palabras sean ciertas?, en algún momento yo también pensé que tal vez estaba loco. Aún así, siguiendo esa lógica yo estaría loca igualmente y ni hablar de su hermana, en mi cabeza tenía más sentido creer que tres personas no podíamos estar locas al mismo tiempo, y esta teoría era reforzada por el hecho de que este chico de sonrisa burlona no me daba buena espina.
–Se que no me crees, y lo entiendo–me dijo mientras parecía actuar condescendiente–pero, yo se que a ti no te convencen del todo sus palabras, después de todo los peores malhechores son aquello que parecen más encantadores ¿no lo crees?, esa forma de ser que tiene Julián no es nada más que una fachada detrás de una gran mentira-
–¿Y cómo se que tu no eres el que miente?–pregunté molesta, a lo que el inclinó ligeramente su cabeza a la izquierda sonriendo de manera inocente.
–Por una simple razón...yo no mentiría jamás sobre mis padres. No digo que Julián este mintiendo. Digo, para él, lo que dice es verdad, él podría vivir así toda su vida pero me preocupa su pequeña hermana, ¿qué clase de niña puede crecer plenamente estando cerca de una persona que no está bien de sus facultades mentales?.
–Eso no es asunto tuyo.
–Claro que lo es. Él es como mi hermano, mi padre era muy buen amigo de los padres de Julián.
–¿Era?.
–¿No lo sabes?–dijo "sorprendido"–¡ah!, cierto, Julián te contó su versión. Verás, esos padres que busca desesperadamente ya murieron y él lo sabe-
–¡¿Qué les hiciste?!–bramé mientras lo tomaba por el cuello de su camisa.
El chico alejó mis manos delicadamente y me respondió muy tranquilo:
–Yo no he hecho nada, ellos tuvieron un accidente automovilístico durante su viaje al país del norte, y en cuanto Julián se enteró, perdió la razón. En un principio no lo noté, ya que estábamos muy ocupados trabajando en un prototipo de una especie de máquina predictora del futuro, pero de repente un día empezó a decir que sus padres seguían vivos y que ellos mismos habían construido la máquina que nos había llevado a él y a mi meses desarrollar. Y así de la nada huyó con la máquina y su hermana, para desaparecer sin dejar rastro. Yo soy su amigo, casi hermano, y me preocupo por él, así que respóndeme ¡¿dónde está Julián?!.