Capitulo 34

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Relatado por Brisa

Después de aquella plática con mi padre, ambos terminamos nuestros vasos de leche en silencio mientras observábamos las estrellas. El viento corría helado, pero después de saber que probablemente había alguien como yo en este mundo que podría estar viendo el mismo cielo, sentí una gran calidez que emanaba de mi corazón. Saber que Victoria y yo no estábamos solas es este mundo era realmente un alivio, sobre todo, porque eso significaba que no estábamos locas.
—Vamos a la biblioteca—me indicó mi padre. Yo caminaba detrás de él sin poder ver su rostro, sin embargo supongo que en este momento tendría una expresión bastante afligida; aquello que deseó que nunca pasará, al final sucedió.
Cuando llegamos, tomó un banquito de madera y lo colocó frente a uno de los estantes. Y del lugar más alto del librero sacó una pequeña caja fuerte. Si otra persona estuviera en mi lugar, hubiera pensado que tal escondite tan premeditado contenía una enorme cantidad de billetes. Pero una vez marcó la contraseña, la caja se abrió para mostrar un sobre con un sello color esmeralda con un extraño símbolo en él. Me lo entregó e inmediatamente tomé el papel que tenía dentro, el cual decía.

"Un gusto, señor Adolfo Cervantes. Lamentamos habernos comunicado hasta este momento, después varios años de la muerte de su madre. Pero esperamos que usted pueda continuar con su legado, usted sabe...los sueños. Sabemos que acaba de tener una hija, no pregunte como lo averiguamos, tenemos nuestros métodos. Lo único que necesitamos es una llamada en cuanto usted note alguna especie de habilidad en su hija relacionada a los sueños.
Sinceramente
Macedonio Márquez"

En la esquina inferior derecha a un lado de la carta había un número telefónico. Mi padre lo señaló y me dio su celular con una mueca un tanto amarga.
—Espero que no haya cambiado su número después de tanto tiempo—agregó. Después de darle un abrazo a mi padre, comencé a teclear el número. El tono de espera sonaba y sonaba, por un momento pensé que simplemente habían cambiado de número, o toda esta conversación con mi padre no había sido más que un sueño, hasta que escuché tras el teléfono una voz calmada y delicada que parecía pertenecer a un hombre.
—Buenas noches Brisa, ¿no crees que es un poco tarde para llamar? Siendo más exacto, creo que tú y tu padre se tardaron 18 años—al escucharlo, me congelé. Estaba consciente de que probablemente esas personas sabrían muchas cosas, pero saber que nos tendrían vigilados tanto tiempo era extraño. Es decir, mi padre ha cambiado de teléfono muchas veces, que supieran de quién procedía la llamada, era un tanto singular.
—Si, lo lamento. Pero ahora mismo llamo porque quiero saber todo lo referente a mis sueños, a mi abuela y a todo ese mundo que no comprendo—dije casi murmurando. Pero en respuesta lo único que escuché fue un bostezo seguido de...
—No, yo lo siento, este es mi momento de dormir, no esperaba que llamaran a esta hora, más bien, en este año o década. Simplemente creíamos que eras un caso perdido. Si gustas contactarnos, te enviaremos una dirección en la península del país, donde se encuentra nuestra sede.
—¿Cuándo me recibirán?
—Mañana mismo, en este momento te estoy enviando la dirección.
—Nosotros no vivimos en la península.
—Lo sabemos, ahora mi compañero está comprándoles los boletos a ti a tus padres. No se preocupen por nada, nosotros nos encargamos del alojamiento y del transporte, sólo traten de estar en el aeropuerto antes de las...¿Víctor, ¿a qué horas vas a programar el vuelo?—le gritó a la persona que estaba a su lado.
—A las 12 am—logré escuchar que le contestó el otro.
—¿No creen que es muy pronto?—exclamó mi padre, quién escuchaba toda la conversación en el altavoz.
—Ah, ¿Es usted señor Adolfo? Un gusto, no creo que sea tan pronto considerando que nos hizo esperar 18 años, es decir, su hija ha perdido una gran cantidad de tiempo valioso, imagínese las cosas maravillosas que sería capaz de lograr una vez que sepa utilizar su habilidad.
En ese momento pensé en Victoria, si realmente el tiempo es tan precioso como para desperdiciarlo, ella más que nadie lo necesita. Si lograba mejorar su habilidad, probablemente podríamos encontrar a los padres de Julián.
—¿Pueden ser cuatro boletos?—añadí rápidamente—hay alguien que tiene la misma habilidad que yo y necesita más que nunca sacar provecho de ella.
—Claro que sí—me contestó. Una vez dicho esto me preguntó los datos de Victoria para reservar, y me dio las todas las indicaciones del viaje. Cuando colgué le pregunté con una sonrisita tonta a mi estupefacto padre:
—¿Podemos ir?
—No tiene remedio—concluyó.
Dicho esto comenzamos a hacer las maletas, despertamos a Victoria y a mi madre. A ambas les explicamos la situación con detenimiento, sin embargo, mi madre consideró la salida como una especie de vacaciones pagadas, así que por la emoción, no tardó en tener todo listo. Fue tan fugaz que sentí que en unas horas estábamos en el aeropuerto, apenas dormimos, y por ello tuvimos que tomar una siesta en el avión. Así que al momento de despertar, ya habíamos llegado a nuestro destino.
Cuando llegamos a la zona donde estaban los transportes, en medio de turistas pude ver a un personaje muy peculiar. Era un muchacho de cabello ondulado castaño un tanto despeinado, vestido un pantalón de mezclilla, sudadera y un par de pantuflas. Daba totalmente la impresión de alguien que siempre tiene sueño. Sin embargo, esta persona tenía en sus manos un cartel que decía "Brisa Cervantes y compañía". Al verlo, nos acercamos con cierta extrañeza, y mi padre aún bastante incrédulo le interrogó:
—¿Eres Macedonio Márquez?
El muchacho simplemente se auto señaló calmadamente poniendo cierta cara de incredulidad, como si preguntara "¡Dios! ¿es en serio?". Mi padre asintió en respuesta.
—No, soy su nieto y la persona a la que le interrumpieron el sueño ayer, Verne Márquez. Bienvenidos, tenemos mucho que discutir.

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