— ¿Pero no te dio nada?
—No, igual los gasté a los cincuenta. —le dije a Guada y ella hizo un ademán con desinterés, era su plata pero jamás me dejaba devolvérsela. —aunque no creo que salga cincuenta pesos nada más un par de gramos eh.
—Esos tipos son millonarios Cata, obviamente que cincuenta pesos no es nada, pero en veinte boludos, se hace. —me dijo mi primo desde la computadora. —Aparte viven cobrando deudas, siempre alguien cae.
—Espero que no seas vos nada más.
—Más te vale no ser vos, una cuentita que dejas pendiente y te fusilan eh. —me advirtió Amadeo, sabía cómo era el negocio, no tenía una clara noción pero todos habíamos visto películas al respecto y escuchamos alguna vez hablar de los ajustes de cuentas, no era tan tarada para no pagar.
—Me dijo que me iba a dar pero el pago era verlo de nuevo.
— ¿Eh?
—Sí, mañana en...
— ¿Catalina vos te pensas que te va a regalar sólo viéndote de nuevo?
—Pero es lo que dijo.
— ¡Ay por Dios! ¿Desde cuándo te volviste tan tarada?
—Cata es obvio que de algo se va a cobrar. —me dijo Guada como si fuese una nena chiquita al explicarle algo. —De alguna manera u otra, lo va a cobrar.
—Le pregunté si era acostándonos y me dijo que no...
—Mirá yo te voy a decir una cosa —advirtió Amadeo acercándose a la cama con el dedo señalándome. —vos te llegas a meter más a fondo en esto y te juro que le digo a tu mamá, no necesitas esto Catalina, sabes perfectamente que no es la solución y demasiado me estoy bancando que te sigas mandando cagadas, un problemita así sea chiquito con esa gente, y les digo.
— ¿Por qué no confias en mí? —me quejé tirándole la almohada en la cara. —no voy a hacer nada que me resulte peligroso...
— ¡Que te vendan droga es peligroso!
— ¡Pero no me voy a meter en negocios sucios!
—Y en todo caso si la quiere consumir es su problema. —dijo Guada y yo asentí sobrándolo con la mirada, pero no quería consumirla. —Vos también probaste Amadeo, no te hagas el boludo que bien que sabes de lo que hablamos.
— ¡Y por eso mismo! —dijo exaltado. —Esto no es bueno Cata, de verdad no es bueno.
—Ya lo sé, pero era la opción más cercana que encontraba a la facilidad.
Mi primo era un poco melodramático cuando se trataba de mi seguridad, tenía una sobreprotección hacia mí un poco paternal, no lo culpaba, habíamos crecido juntos como hermanos y lo consideraba como tal, de la misma forma que él me consideraba a mí por ser hijo único. No obstante a la confianza que había entre ambos, sabía que podía hacer realidad sus palabras y decirle a mis papás, por lo que enseguida se fue de la casa de Guada, le confié lo que verdaderamente quería hacer, ella entendía totalmente, y aunque no lo hiciera, era mi mejor amiga y me apoyaba incluso cuando sabía que era peligroso, pero también le gustaba lo peligroso, por lo que me incitó a ir al boliche al encuentro con el chico, por más que bailar en galpones no fuera nuestro mejor fuerte.
Dejamos a Amadeo fuera del plan y el sábado a la tarde me fui de mi casa avisándole a mamá que iba a quedarme a dormir en lo de Guada, también le avisé que íbamos a ir a bailar por el cumpleaños de la hermana de ella, obvio era mentira pero fue lo primero que se me ocurrió ya que mamá sabía que yo odiaba ir a bailar, no me gustaba para nada el ambiente y prefería divertirme de otra forma, simplemente ir no era buena razón para mamá pero lo aprobó cuando me fui.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...