36.

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Sostuve el maletín sobre mis piernas durante todo el camino, extrañamente fue más corto del que recordaba y era porque no había tantos autos en la avenida, me distraje hablándole de mi trabajo y eso me ahorró el tiempo de pensar en qué podía ser lo que contenía el maletín, era un poco pesado pero soportable y dejé de cuestionarme qué había adentro cuando le conté toda mi semana laboral.

Llegamos a la quinta y obviando el camino que habíamos hecho la primera vez, se alejó de la casa principal para ir a la más chiquita al final del predio, pasando la enorme piscina, era de madera y muy específica, por lo que cuando me la abrió me quedé maravillada al ver el interior, tipo cabaña. Todo estaba junto, desde la mesa, la cocina y la sala de estar, la cama no estaba a la vista pero antes de buscarla por el pasillito que había lado de la cocina, él apoyó el maletín en la mesa y su cuerpo también.

—Ya podés abrirlo. —dijo y me acerqué a la mesa un poco confundida e intrigada de saber qué había adentro. Mis ojos se abrieron perplejos al ver el contenido cuando levanté la tapa, anonadada toqué el primer objeto del kit y lo miré sin poder creerlo. —Feliz cumpleaños.

—Lyan...

— ¿Te gusta? —preguntó y sonrió viendo mi expresión, probablemente parecía como si hubiese visto un muerto pero no lo podía creer. Me abalancé sobre él sin medir mi emoción pero para mi suerte me recibió en sus brazos apretándome entre ellos.

— ¡Gracias, gracias, gracias, me encanta no puedo lo creer! —dije eufórica y me aparté para mirar el kit de profesional para tuatuar. La maleta era enorme y contenía el pedal para tatuar, cuatro diferentes maquinas porta agujas, un montón de pigmentos, agujas de diferentes tamaños, punteras, grips y herramientas para la maquina, así como utensilios propios de la profesión. Toqué el marco del maletín y era de cuero con las hebillas de metal, el olor a nuevo se me impregnaba en el olfato y me exaltaba mucho más, no creía que era mío, era tan hermoso que hasta me quería reír en la cara de Catriel. — ¡Esto es carísimo, ni en el estudio tiene todo esto!

—Bueno entonces es momento de que empieces a pensar en tu propio estudio, sólo te falta práctica y acá tenés una piel sintética para eso, y una real. —dijo señalándose a él mismo, sin salir del asombro me acerqué lo poco que nos separaba para capturar sus labios con los míos y darle un beso que me dejó sin aliento hasta mí. No podía dejar de sonreír en nuestro beso y se encargó perfectamente de besarme la sonrisa tanto le permití, mi emoción estaba desbordada.

—No pensé que iba a poder tener esto en años.

—Yo no pensé que iba a volver a ver una sonrisa tan linda. —me dijo entre besos y derretirme fue poco, casi que me extinguía experimentando la reacción que tuvo mi cuerpo ante sus palabras. —Te extrañaba, y demasiado para mi cordura.

—Yo también, no veía la hora de que volvieras. —suspiré subiendo mis brazos alrededor de su cuello, nuestras bocas estaban a milímetros y nuestra cercanía nos permitía sentirnos un poco más. —No quise malinterpretarte, tampoco sentirme tan afectada pero me costó después de pasar tanto tiempo juntos.

—Lo sé, no puedo culparte por eso porque me pasó lo mismo, pero tenemos que trabajar en la confianza Cata.

—Confío en vos.

—Confias en lo que te pedí que hicieras, hoy sabes que sería incapaz de lastimarte a vos o a tu familia, confias en el negocio, en esto que soy en esta faceta de mi vida, pero no confias en mí internamente, en nuestra intimidad.

—Pero tampoco te puedo pedir motivos, y si confío o no creo que...

—No Cata, tenés que hacerlo, no me sirve de nada mentirte porque si no me interesaras ni siquiera me molestaría en darte explicaciones, pero inconscientemente las pedís y yo te las doy porque quiero que lo creas, y me molesta mucho que sigas cuestionándotelo.

Un cambio al Mal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora