41.

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Entré a la empresa un poco nerviosa el miércoles a la mañana, estar a poco de enfrentar una renuncia me hacía sentir débil, no saber qué palabras usar ni cómo explicarlo, de qué manera justificar mi salida laboral me tensionaba más de lo que había imaginado cuando segura, le dije a Lyan que iba a renunciar para dedicarme exclusivamente al negocio para ambos. Me daba cierta tristeza tener que dejar el trabajo que tanto me costó conseguir, lo que tanto había esperado para poder ayudar en mi casa y salir un poco de ella para tener una vida, sin embargo, sabía que la vida que me esperaba con Lyan aun no funcionara lo nuestro, era buena.

—Cata... ¿qué... hacés?

— ¿Podemos hablar Fer, en privado? —le pregunté cuando me vio llegar básicamente sin mi uniforme, con ropa informal y muy de paso. Asintió confundido y me abrió la puerta de su oficina para dejarme entrar.

— ¿Qué es lo que pasa? Ayer faltaste... y ahora venís... así.

—Es que tengo que renunciar Fer, te pido mil disculpas por lo de ayer y venir de esta forma, pero vengo a solicitarte la renuncia. —le dije y abrió los ojos perplejo. —me dieron una gran oportunidad de la que estoy sumamente agradecida, fue poco el tiempo pero es de fuerza mayor y no puedo cumplir con el trabajo.

— ¿Pero cómo... es algo grave, te está pasando algo? Cata sos nueva y necesitas aprender pero si tenés que tomarte unos días...

—No, no es cuestión de días, te lo agradezco mucho pero de verdad voy a solicitar la renuncia... ¿me dirías cómo proceder?

—Qué mal, eras buena, estabas aprendiendo bien. —bufó desganado y abrió su cajón para sacar unas fotocopias. — ¿Te podemos ayudar en algo, es muy grave tu situación?

—No, es que me voy a vivir con mi novio al exterior, no es grave pero sí de fuerza mayor.

—Ah, no sabía que tenías novio... ¿vos querés irte o lo estás haciendo por él?

—Por ambos. —dije aceptando su papel, me dio la lapicera y firmé sin pensarlo demasiado. — ¿es esto solo?

—No, faltan otras cosas más, esperame acá.

Se levantó para irse de la oficina y aproveché a sacar mi teléfono para contestar un mensaje de Lyan, estaba esperando afuera y según él moría de hambre, pero no estaba ni hacía diez minutos así que le escribí que esperara.

— ¿Cata cómo que te vas? —preguntó Benjamín entrando abruptamente a la oficina, confundido con su propia reacción. — ¿por qué renuncias?

—Me voy a vivir al exterior Benja, pero gracias por la oportunidad que me dieron, en serio que les agradezco mucho.

— ¿Al exterior, por qué te vas al exterior?

—Mi novio tiene que trabajar allá y me consiguió a mí también algo, así que nos vamos. —le comenté y sus ojos se abrieron mucho más, dudé un poco de su reacción pero supo salir pronto de su asombro.

—No sabía que tenías novio.

—Mmm sí, tengo uno. —mentí pero me lo creí de mí misma, había usado esa palabra más de dos veces refiriéndome a Lyan y no me molestaba, de hecho me gustaba como quedaba.

Fernando entró con un montón de papeles y se sentó para escribirlos, después me los pasó a mí y pude romper con la tensión que sentí de parte de Benjamín esperando a que terminara de firmar, una vez que terminé le entregué la lapicera y la aceptó descontento devolviendo algunos papeles. Se levantó y me dio la mano, yo la acepté en forma de saludo.

Un cambio al Mal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora