Dejé de ser la joya que Lyan Olivera tenía guardada cuando en la mesa que compartimos con ocho personas sumamente interesadas en hablar con él, entendieron quién era yo luego de expresarlo con suma libertad. Internamente me estaba muriendo de las ganas que tenía de abalanzarme sobre él y comérmelo a besos por el ímpetu que le ponía a mi presentación ante personas extrañas para mí, con una finalidad y maravilla tan justa que me tenía hasta excitada cuando lo escuchaba hablar así.
Era extraño para mí estar sentada en una mesa con ocho personas muy elegantes, una comida exótica y una vajilla que ni siquiera sabía usar pero Lyan ayudó muchísimo a eso cuando pusieron la comida en mi plato. No sabía qué era y no pregunté porque enseguida probé un bocado fue tan exquisito que no me importaba si era alguna parte humana tampoco. Intenté mantener mi delicadeza y finalidad hasta cuando hablé con las mujeres que querían saber dónde había conseguido un vestido tan lindo, conversación a la que me sentía más acorde porque no entendía nada de lo que Lyan decía de cifras, estadísticas y demás como si vendiera autos y no droga.
El interés que ponían varias personas en mi acompañante era confuso para mí, no había ni uno que no preguntara por su papá pero él sabía cómo evadir la respuesta e iba al punto que les interesaba. No me dejó de lado aún así, mientras escuchaba lo que uno de los hombres le decía, puso su mano sobre mi pierna para acariciarme por debajo de la mesa sin que se dieran cuenta, me afectaba terriblemente sus caricias insinuantes pero mantuve mi postura sin dejar de analizar lo que le decían. El hombre hablaba de una inversión grande de dinero porque sabía cuáles eran sus prioridades sin pisotear sus principios, algo de eso hablaba y mi conclusión fue que le importaba meterse en un negocio ilegal dejándole el trabajo sucio a Lyan, ya que no podía ensuciarse las manos por la diferencia de rubros.
Concluido el primer plato, el showman dio un tiempo para aquellas personas que querían bailar en conjunto de la banda de jazz y otras seguir hablando, yo necesitaba ir al baño y si era posible fumar porque necesitaba liberar la tensión, así que se lo comenté a Lyan al oído y eso pareció haber arruinado la estrategia de un hombre cuando se acercó a hablar con él, no estaba muy contento con mi interrupción.
—Quiero fumar, ¿tenés cigarrillos?
—Los dejé en el auto, pero pedimos.
— ¿Me pedís uno mientras voy al baño? —le pedí cuando vi la puerta del que indicaba ser el año de damas, lejos de la concentración de la gente. Asintió soltándome la mano y me liberé para entrar
Baño más lujoso e impecable no había conocido, incluso cómodo para el tipo de vestido que tenía puesto y necesitaba el espacio para sacármelo y casi quedar desnuda ya que no tenía corpiño y la tanga estaba incluida en la tela. Era muy incómodo pero lo necesitaba y me tardé más de diez minutos y una conversación que pareció concluirse cuando salí, ya que Lyan estaba esperando mientras hablaba con el hombre al que yo le había interrumpido cuando necesité el baño.
—Después seguimos. —le palmeó el hombro al señor y me indicó por qué camino ir posicionado su mano en mi cintura.
—Qué tipo tan persistente.
—Sí me aburre ya, lo quiero dejar hablar pero lo único que puedo pensar es en qué forma decirle que no estoy interesado en trabajar con él.
—Pobre. —me reí y Lyan me abrió la puerta del balcón, estaba igual de iluminado y daba al río, era extenso y había muchos sillones para que la gente se relajara, pero casi nadie estaba ocupándolos ya que los mosquitos eran bestias mortales que me animé a combatir porque necesitaba fumar.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...