Era obvio que la reacción de mi tío no iba a ser grata, pero por respeto a la cumpleañera y a la familia en general, fue silenciosa. Su cara demostró cuán incómodo estuvo y el miedo reflejado en sus expresiones, la palidez en su piel y el asombro en su mirada me hizo sentir un poco de pena, pero se me pasó esa sensación en cuanto mi papá se animó al verlo a Lyan y lo presentó como si fuera parte de su familia. Mi tío se fue y desapareció por el lugar sin dar rastros para nadie, lo que me distrajo un buen rato de todo el dilema interno. Lo mejor era que Lyan causaba buena impresión para toda la familia y como persona adulta y madura que era, podía mantener buenas conversaciones con mi tía y mi mamá, diferente a mi primo que enseguida lo notó igual de distendido, me indicó que fuéramos a hablar a un ambiente más privado, específicamente el baño donde me encerró para reprocharme.
— ¡Me dijiste que era parte del pasado, que solamente te habías acostado con él una vez! ¡¿Catalina no te das cuenta la clase de persona que es?! ¡¿Cómo te animás a traerlo a una reunión familiar como si fuese importante?!
— ¡Porque probablemente lo sea Amadeo! —elevé la voz de la misma forma que él y me miró aún más atónito. Bufé intentando encontrar las palabras adecuadas para evadir la razón verdadera. — mirá no sé qué me pasa con él, desde que nos conocemos nos vemos seguido... estamos manteniendo esa relación y probando extenderla a algo más personal, sé la clase de persona que es pero...
—Estás loca, Catalina... ¿no te importa el mal que le harías a tu vieja si se entera que su hija está en constante peligro al lado de un narcotraficante? ¿Te olvidas que es peligroso, que nada a su lado es bueno?
—No lo hice...
— ¡¿Entonces qué tenés en la cabeza?! ¡Te estás arruinando la vida al lado de ese flaco!
—Lo sé pero... siento algo por él, más allá del peligro que corre mi vida... quiero estar con él... me enamoré de Lyan. —musité y fue de lo más sincero que me salió, dije la verdad a pesar de no convencer a mi primo y por un segundo me debilitó sentirme así, creerme lo que de verdad me pasaba con Lyan era fuerte para el tipo de vida que nunca antes imaginé.
Amadeo me miró perplejo y yo no pude corresponder a su mirada, agaché la mía sintiéndome mal, en mi pecho se instaló una sensación desesperante y mi garganta formó un nudo que se quiso desenvolver de alguna manera, lo mantuve con fuerza porque no quería sentirme vulnerable ante la respuesta que le había dado a mi primo, lo cual significaba un antes y un después entre nosotros.
—Me da bronca y al mismo tiempo me duele que nos hagas esto... pareciera como si te importa una mierda tu familia... sabes la magnitud de lo que conlleva su vida, es imposible que no te hagas a su forma así estés un tiempo nada más... nos obligas a verte destruir Cata, es injusto. —me dijo y me sequé rápidamente una lágrima que me cayó, lo miré con firmeza evitando la debilidad y escuché lo que tuvo para decir a pesar de sentirse de la misma forma. —Yo no quiero ser partícipe de tu vida si la vas a compartir con él... cuando recapacites y te des cuenta de lo mucho que perdés estando con una persona así... podemos volver a ser primos, amigos, como hermanos... mientras tanto, lamento la perdida de tu vida como persona normal.
—Pensé que ibas a estar conmigo pese a todo.
—Vos haces injusto esto para nosotros, para los que te queremos... me siento inútil si no puedo sacarte de esa oscuridad a la que él te somete, y como vos te dejas... prefiero no meterme.
—Yo no me siento en la oscuridad.
—Pero lo estás prima. —murmuró y se dio la vuelta para abrir la puerta, se fue dejándome sola y fue entonces que sentí un vacío en mi pecho poco antes experimentado. Amadeo era parte de mí y todo lo que dijo fue con razón, pedirle que no lo hiciera era egoísta de mi parte y como me había puesto en mente, alejarlos de todo el mal que podía causarles era lo mejor que podía hacer, me dolía su decisión pero me aliviaba que la tomara él y no yo, de esa forma podía protegerlo y que nunca nada le pasara por el simple hecho de rodearme.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...