Un cambio al Mal.

46.

Las únicas palabras que Lyan y yo cruzamos después de que él saliera de bañarse, fueron las de mi idea por tatuarlo, creía que de esa manera podíamos reconectarnos y también afianzar las ideas que teníamos juntos, sin muchas palabras. Accedió y mientras él preparó el mate para desayunar, yo higienicé mis herramientas, las organicé y me puse a dibujar en silencio sobre el calco la brújula que habíamos decidido hacer en ambos, como una especie de nuevo signo para la Zona Norte, estábamos muy seguros que pronto íbamos a tomar las riendas y la nueva etapa merecía todo nuevo, por lo que él no dudó en apoyar su brazo sobre la mesa y hacerme tatuarlo por encima de la muñeca, el brazo contrario al que tenía el contorno de la Argentina. Me llevó un tiempo largo remarcar todo, no había comenzado con los detalles pero estaba muy concentrada y no necesitaba hablar, sin embargo él interrumpió esa armonía y no pude evitarla.

—Tenemos que actuar rápido, adelantar el objetivo lo más antes posible.

—Lo sé.

—Anoche hubo un inconveniente con mis tranzas, y a su vez con el Toro del sur, es el principal de allá... si mi papá no estuviese acá sería más fácil pero ya no tenemos mucho tiempo.

— ¿Qué pasó? —pregunté dejando la máquina, limpié la sobra de tinta y me apoyé sobre el respaldar para descansar un poco. Se lo notaba preocupado pero creí que había sido por dormir en el sillón.

—Me están matando muchos clientes de las villas, el Toro quiere vengarse de alguna forma por lo que pasó con esa piba, y la gente pelotuda que tengo abajo lo está permitiendo, se viene una grande así que hay pocas opciones...

—Hay que sacarlo a tu papá rápido, sí también lo pensé... hoy hablé con él y sabe que maté a tu prima, que me ponés sobre tu propia sangre y me advirtió que tuviera cuidado... aunque sabe que también debería tenerlo él, y no quiero ser la que reciba la sorpresa solamente porque soy la segunda mujer que trajiste, así que si hay problemas más grandes que escapan de nosotros... tenemos que resolverlos.

— ¿Cómo estás segura que sabe que mataste a Danila?

—Lyan te dije que lo sabe, no es estúpido, está hace muchísimo más tiempo que vos en esto así que no podés pasarlo por encima.

—Es lo que voy a hacer, y eso no se lo imagina... no lo subestimo, es así. —dijo y yo me encogí de hombros, a esta altura dudaba que no se lo imaginara, por esa razón teníamos que actuar con precisión. —Vos no lo conoces a mi papá, puede parecer intimidante e incluso que es un genio, pero no lo es, depende demasiado de mí como para avanzar y resonar como lo hacemos en la industria, siempre tuvo a alguien que lo hizo mantenerse estable y cuando crecí fui yo quien lo puso en la cima... lo único que le importa es ver resultados, ver plata, no entiende como debería el negocio.

— ¿Entonces qué estás esperando para sacarlo de una vez del camino? Si lo seguimos extendiendo va a ser peor, todo está en su punto para ser culminado, ¿tiene que pasar algo como lo de anoche para que quieras apurarte?

—No, ya está, más de esta semana no pasa.

—Por favor. —suspiré y volví a agarrar la máquina, quise seguir pero volvió a hablar y fue importante para mí mirarlo mientras lo hacía.

—Quiero estar seguro de lo que tengo conmigo, mucha gente se va a ir de mi lado y mucha gente se va a acercar, posiblemente no esté solo a la hora de avanzar pero siempre es mejor si tengo con quién... hasta anoche tenía mis dudas, lo único que tenía claro era que quería que fuera con vos, hubo muchísimo de ambos para construir y sí, tuve dudas constantes... pero ya no necesito que juguemos.