Dejé a Ivan en el colegio y como era temprano para molestar a Guada, empecé como todas las mañanas, a comprar lo que mamá dejaba en la lista de quehaceres. No tenía pensada una comida para el mediodía pero no creía que fuese necesario pasar por el mercado, sin embargo entré porque se había acabado el jabón para lavar la ropa y algunos productos de limpieza que conocía mejor que mi mamá. En la lista decía que tenía que pagar los impuestos y como todos los meses, papá dejaba al lado de la lista, el pilón de plata que tenía que gestionar para las facturas impagas, no me gustaba tenerlo en el bolso y por eso, lo ubiqué en mi corpiño para acercarme a la farmacia donde pagué todas las cuentas de la casa. Consideré que a las diez y media Guada ya estaba despierta y pasé por su casa para recompensar el desayuno que había pasado por alto el domingo.
— ¿Por qué lo dejaste que tuviera sexo con otras chicas? Era el momento para decirle, "No, no podés acostarte con otras que no sea yo, no me quiero contagiar de Sida".
—Guada, aunque se lo dijera, no lo haría, no tengo por qué hacerlo tampoco, él no puede elegirme sólo a mí porque así como yo, tiene a muchas y nunca le di esperanzas de creer lo contrario.
—Muy mal, tenés que imponerte Cata, así nunca va a creer que sos diferente y se va a enamorar de vos.
— ¿Podés cortarla por el amor de Dios con eso? No soy diferente, no se va a enamorar de mí y va a volverse un tipo bueno, no me interesa de esa forma tampoco, ¿podemos dejar de hablar de Lyan por favor? Me aburre.
—Catalina tengo que saber todos los detalles de cómo es estar con un chico malo, quiero que mi historia sea original, el 99,9% de las escritoras en Wattpad que escriben de chicos malos, no estuvieron con uno para saber cómo son realmente, y siempre se vuelven buenos... yo quiero que mi historia tenga realidad, tenga... convicción, ¿entendés? Y mi única fuente sos vos. —me explicó por... ¿décima vez? Suspiré frustrada y le di el mate para que cebara uno y tomara para callarse un poco. —Sos el único ser en este mundo que puede estar con un chico malo y no lo aprovecha, estúpida te dicen.
— ¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no es un chico malo?! ¡Sólo es ilegal!
—Es lo mismo, chico malo queda más sexy, todos sabemos que tiene las mismas características, fuma, toma, vende droga... bueno le faltaría la moto y la campera de cuero, pero no es invierno y su auto puede ser arma de seducción ¿qué auto tenía?
—Ni idea de marcas, Guada igual... en serio me aburre hablar de Lyan, parece que entre nosotras es el único tema de conversación, ¿no podemos volver a criticar a las chicas del colegio? ¿O al intento de quitapenas de Amadeo?
—Ay bueno, ¿viste con quién está saliendo Ludmila Morales? ¡Con Federico Sosa! ¡La hija de puta terminó agarrándose al rubio cheto resentido!
— ¿Y viste que dicen que Tomás Echeverría salió de rehabilitación? [*]
— ¡Sí y Maitena me dijo que va a casarse!
—Ay no, estuve enamorada de él todo el primario, qué injusto. —bufé. —bueno igual me alegro, es joven pero si de esa forma se salva, bien por él.
Acompañé a Guada a comprar algunas cosas que necesitaba para su curso de decoración de tortas y ella después a mí para buscar a Ivan. Nos separamos antes de llegar a la avenida, su casa quedaba unas cuadras más que la mía y para ahorrarse el camino por la avenida, fue por el medio del barrio. Cociné para mi hermano en cuanto llegamos y lo obligué a que me ayudara con los platos después, ordenamos entre los dos un poco la casa y me recosté para encender mi teléfono que había dejado cargar durante toda la mañana, estaba fallando de lo viejo y arruinado que estaba, lo tiré más veces de las que podía recordar y apenas si podía entender entre el cristal roto lo que decían los mensajes del grupo. Sin embargo esa no fue la razón la que estaba andando mal, de repente tener muchos mensajes en la casilla del whatsapp hacía que se me tildara y tardara en actualizarse, eran muchos números desconocidos y todos tenían el mismo objetivo al estar en mi casilla, querían lo que sabía que Lyan no iba a darles.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...