La forma más sensata que encontró Lyan para canalizar su bronca, fue la que para mí era como el infierno, el polígono. No habló del tema, no dijo nada al respecto de su papá ni de lo que había pasado, simplemente me indicó lo que íbamos a hacer y cuando llegamos, por suerte sin presencia de alguna ex amante, quien más aprovechó la adrenalina de las balas fue él, gastando casi toda una tira en menos del tiempo que me llevaba a mí armar la pistola. Lo observé en su cubículo y poco practiqué en el mío porque quería que habláramos, que no soltara su bronca solamente en disparar porque sabía que su blanco tenía nombre y apellido, casualmente el mismo que el suyo. Dejó de tirar cuando se le descargó por cuarta vez y mientras la preparaba, me puse a su lado.
—Hey...pará un poco. —le pedí reteniendo su rapidez de querer cargar el arma. —no podés hacer esto enojado, no te sirve Lyan... mirame. —suspiró resignándose a cargar las balas y me miró. —ya está... manejemos la situación como se debe, no podemos condenar a Corcho así, no podemos hacer nada ya.
—Sí ya lo sé, pero igual me da bronca.
— ¿Es eso o que llegó tu papá?
—También, ni me lo recuerdes. —rodó los ojos volviendo a cargar el arma. —Viene a romper las pelotas nada más.
—En algún momento tenías que enfrentarlo, vas a tener que aprender a controlarte si querés que todo salga bien... por ahora tratemos de evitarlo, ¿qué vino a hacer específicamente, no era que estaba muy ocupado allá en Panamá?
—Viene a firmar algunas cosas y supongo que a tantear cómo vamos, desde el problema con el sur todo está muy fresco, por eso no quiero que intervenga porque si no, es en vano tanto trabajo con ellos.
—Entonces advertí a los del sur, que te crean sólo a vos, que confíen en tu palabra, no va a excederse el conflicto, sos Olivera pero de otro tipo, pueden establecer un vínculo de respeto diferente... hace como dos semanas fue el tema de los trenes y hasta ahora lo venís manejando bien.
—Y por eso no quiero que intervenga en nada, ¿pero cómo le hago entender al jefe que no tiene que hacerse cargo de su negocio?
—Dejalo que se haga cargo de tu trabajo, que se mantenga ocupado, tenés que tratar de distraerlo, lo peor que podría hacer es que quiera juntarse con el del sur, evitalo y listo.
—Podría ser más fácil si dejara de ser el jefe. —suspiró y se posicionó para disparar. Salté en el primer disparo a pesar de verlo apretar el gatillo, mi mente divagaba con alguna forma para que Lyan no se saliera de control y tratara de llevar la visita de su papá lo más normal posible, pero era difícil. Obviamente el puesto principal era de Claudio Olivera, por jerarquía, descendencia y poder, si bien el hombre era un desastre y lo único que le importaba era estar al tanto de los números, obligaba que su hijo se hiciera cargo por demás del negocio, por lo que era demasiado frustrante que se hiciera el jefe y tratara de arruinar las estrategias de Lyan cuando estaba dando mucho de sí mismo para mantener su apellido con honor, que fuera a su propio beneficioso para el futuro, era otra cosa.
Practiqué teniéndolo a Lyan un poco más distendido, me explicó técnicas, me enseñó algunos trucos y siguió con su preparación para la realidad que tenía que vivir a su lado, logré que eso no fuera lo único y saqué de su parte algunos besos y sonrisas cómplices, que si de mí dependiera las hubiese hecho mías en la privacidad del cubículo, pero no pudo ser porque había más personas en el polígono y debíamos mantener un respeto.
Él fumaba de camino al auto y yo visé los mensajes de los grupos, los que me llamaron la atención fueron los de un grupo que hacía mucho tiempo estaba abandonado, el de los chicos del estudio, me nombraban a mí invitándome al penal para la tarde de hoy, había algunos trabajos que hacer y como se suponía que salía del trabajo a las dos, tenía el tiempo para ir a ayudarlos. Les contesté que sí y que en una hora iba a estar en el estudio, después de buscar mi máquina por mi casa.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...