Yo no quería que mi familia supiera de Lyan, no por ocultárselo o querer negarlo, pero no éramos algo serios y ellos no tenían por qué enterarse de mi vida sexual, tampoco me gustaba la idea de que supieran qué clase de persona era, estaba segura que eso los iba a hacer enojar porque se pasaron toda mi vida educándome de la mejor manera posible para que mi camino no tuviera tentaciones, pero aunque no las tenía, acostarme con un narcotraficante podía ser peor que consumir su droga y eso mataría a mamá, por lo que me reservé de decir el nombre de mi amante. Sin embargo, si les comenté que iba a cenar con un chico y por eso podía llegar tarde o en su defecto, no volver a casa porque se había ofrecido a llevarme a la segunda entrevista, lo que les emocionó tanto que se olvidaron de que no iba a volver a casa.
— ¡Yo lo conozco a su novio, es muy tonto!
—Callate Ivan, ese no es.
— ¡Sí es ese, tiene un auto genial pero es muy tonto!
— ¿Se conocieron con tu hermano? —preguntó mamá sin saber qué expresión poner, contenta no debía estar pero tampoco podía enojarse por algo que fue contra mi voluntad.
—No, está diciendo cualquier cosa, ese que vio él es un amigo de Amadeo que me pidió un favor en el estudio.
—Ivan si no sabes no acuses. —lo retó mi papá y se tuvo que mantener callado, lo que me alivió porque quería tirarle el pelo. — ¿y vamos a conocer a este chico alguna vez?
—No lo sé papá, no sé si es algo serio.
—Pero te vas a dormir a su casa... ¿qué van a pensar sus papás, que sos su amiga? Es una falta de respeto para su casa Cata, y... bueno sin contar que... no quiero ni imaginar por qué tenés que dormir en su casa.
—Vive solo, pero voy a dormir porque vive lejos y creo que es innecesario volver cuando me queda más cerca la empresa desde su casa. —le dije para tratar de convencerlo pero ni siquiera me convencía a mí, ninguno de los dos era estúpido, que un padre aprobara que su hija se fuera a dormir a la casa de un chico debía ser de demasiada confianza, habiendo asumido hechos que eran inevitables.
Tenía papás muy naturalizados con la idea de que su hija tuviese novio, tuve mi primer novio a los dieciséis años y duró lo suficiente para que ellos tomaran la confianza de verme con un chico, mi primer novio se quedaba a dormir y yo me quedaba en su casa, lo mismo con el segundo y Lyan a pesar de no ser mi novio, se encontraba en una etapa de mi vida donde ellos no podían retractar sus ideales porque sí, así que no se molestaban tampoco.
Le envié un audio a Guada pidiéndole disculpas por no haber contestado y le expliqué las razones por la cual no podía hablar, eran mentiras pero no quería contarle todo lo que había pasado durante la madrugada, tampoco quería que supiera lo que estaba por pasar con Lyan porque no quería hacerlo grande, éramos dos amantes que tenían buena relación por algo en común y podíamos cenar, simplemente era eso.
Vi un audio de Catriel y me sorprendí de tenerlo de nuevo entre mis contactos, desde la semana pasada que les hice entrega de la droga a espaldas de Lyan, tanto él como Karen no quisieron tenerme como conocida y lo acepté, porque le tenían un respeto muy profundo a su principal proveedor y su adicción podía arruinar su lealtad, por lo que alejarse de mí parecía ser la opción más concreta. Lo único que lograba afectarme era que no me necesitaban para los tatuajes y eso era aburrido.
—Hola Cata, ¿cómo estás? No te llamé porque no hubo mucho trabajo, pero si querés se vienen cosas copadas para hacer chiquitas y posiblemente puedas agarrar esos trabajos. —dijo su audio y preferí ignorarlo hasta tener la entrevista tomada. No podía comprometerme a nada teniéndola pendiente y mi principal objetivo era pasarla, aunque con Lyan ganaba muchísimo más.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...