Esperé a que mi amiga se durmiera para que dejara de fabular todas teorías estúpidas que sólo Wattpad le proveía, me relajé hasta liberar mi último músculo tenso cuando escuché que su respiración estaba calma, eso significaba que podía dejar de pensar en Lyan ya que Guada no dejaba de buscar formas para que él fuera el padre de mis hijos, abuelo de mis nietos. No deseaba otra cosa que sacármelo de la cabeza, dejar de hilar situaciones para cruzármelo sin que fuese mi intención para que no tuviese que enfrentarme a su cara, creía que de esa forma podía olvidarse de que me conoció y perdería el interés en buscarme, pese a sus amenazas de la noche que me preocupaban más de lo que quería admitir.
Mi teléfono vibró debajo de la almohada y cerré los ojos para dejar de pensar e ignorarlo, nada podía ser tan necesario durmiendo en mi casa y estando más temprano de lo que mi mamá esperaba un sábado a la noche, sin embargo volvió a vibrar dos veces, tildándose entre sí la cantidad de mensajes, me intrigó y lo agarré encegueciéndome con la luz para ver quién podía ser, al aclararme, el nombre de Lyan me congeló los huesos, no necesité abrir el chat, de la ventana de notificación vi cada uno de sus mensajes.
Estás despierta?
Te quiero ver ahora
Estoy yendo a tu casa
No me hagas llamar a la puerta, por fa salí!!!
Me senté en la cama reteniendo mi corazón que parecía querer salirse de mi pecho y con la mano temblorosa que agarraba el celular, abrí el chat para visar sus mensajes, empezó a escribir al instante y esperé a que llegara lo que quería enviar, me ponía nerviosa tanta intensidad pero sabía que de él no podía esperar menos.
Estoy en la esquina, vení rápido.
Daleee
Bufé y con las dos manos agarré el celular para contestar.
Estaba durmiendo, ¿pude ser mañana?
No, ahora, dale salí.
Miré a Guada y estaba profundamente dormida, no se había inmutado a mis movimientos y sin abusar de la suerte, fui cautelosa a la hora de levantarme de la cama, calzarme para ponerme una campera y salir de mi cuarto. No tenía intención de tardar más de dos minutos en echarlo, por lo que no escribí una nota ni pensé en avisarle a Guada, sólo guardé mi celular en el bolsillo de la campera y salí intentando hacer el menor ruido posible.
Al cerrar la puerta principal, él hizo un guiño con las luces del auto por lo que no fue difícil identificarlo, caminé a la esquina y me agaché a su ventana cuando me la abrió, automáticamente sentí un olor familiar pero poco usual en él, era leve pero también era evidente que había tomado alcohol.
— ¿Qué querés?
—Subite.
—No ni loca, está mi amiga y mis viejos piensan que estoy durmiendo, no cerré ni la puerta con llave.
—Bueno andá a cerrarla y subite, dale Cata no me hagas ponerme en pelotudo rogándote, cerrá la puerta y vamos. —se quejó al borde el enojo, bufé y me enderecé para alejarme.
— ¿Estuviste tomando? No me voy a subir así con vos entonado.
—Estoy perfectamente consciente, cerrá la puerta y vamos, dale. —demandó y lo puteé por lo bajo, volví a mi casa y cerré la puerta con llave, despacio para que no fuera tan evidente a pesar de que no sabía si alguien estaba despierto del otro lado, él pasó con el auto por enfrente y esperó a que me subiera para arrancar.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...