Me dieron el lunes a la mañana para poder hacer los trámites correspondientes con el banco, de esa forma hacerme socia y comenzar a cobrar mi sueldo. Me llevó menos tiempo del que creí porque la cuenta ya estaba activa por mérito de Boris y tenía casi sesenta mil pesos retenidos, no eran por mi trabajo porque no llegaba a cobrar ni la mitad con la empresa y el gustito que le daba saber que eran por la droga podía ser un poco amargo, pero agradable al fin y al cabo, no se me ocurría quejarme, era plata fácil que venía de arriba y nadie en mi lugar podía negarse a tanta cantidad por lo que me quedaba pensar con exactitud lo que iba a hacer con ella.
Aproveché el tiempo que me quedó libre por el margen que me habían dado para hacer los trámites y le avisé a mi mamá que tenía plata encima para pagar algunas boletas, siempre las tenía yo al ser la encargada en mi casa de ahorrarles ese trámite a mis papás, por lo que las tuve para pagar por primera vez con plata propia, algo que me agradecieron porque estaba un poco atrasados. Después de eso, fui a comprarme un celular nuevo, el mío no podía soportar más vida y me encaminé antes del mediodía a la empresa combatiendo con el chip y la línea.
—Llegaste al fin. —me dijeron y cuando levanté la vista, me retracté al ver a Benjamín entre mis cosas, sentado en mi escritorio. Dejé el teléfono de lado y miré a mi alrededor para buscar a Pau y a Fer. —Buen día Cata.
—Buen día, Fer me dijo que podía entrar más tarde así iniciaba los trámites con el banco ¿dónde están él y Pau?
—Fueron a buscar el almuerzo, yo estaba buscando unos informes que tengo que enviar al ministerio, me dijo Pau que los tenías vos.
— ¿Y ya los encontraste? —pregunté y su negación me hizo reaccionar rápido, dejé de lado mis cosas y me acerqué para buscar en el cajón, intenté no estar muy al límite con su cuerpo pero fue casi imposible y no se movió para dejarme espacio tampoco.
— ¿Cómo pasaste tu cumpleaños?
—Muy bien gracias.
—En mi oficina tengo tu regalo, te lo voy a traer. —dijo levantándose y se chocó inevitablemente conmigo, me aparté pero pasó por detrás de mí agarrándome de la cintura, tragué incómoda y aunque se sintió una infinidad el tiempo que tardó en pasar, solo fueron sus manos las que estuvieron en mi cuerpo.
— ¡Feliz cumpleaños Cata! —chilló Pau entrando con bolsas de Mc Donald's, se apresuró a llegar a mí me abrazó sacudiéndome, lo cual agradecí porque lo necesité. — ¿cómo la pasaste?
—Gracias Pau, muy bien.
—Feliz cumple Cata. —me saludó Fer y deseé que él fuera mi principal jefe, Pau era su secretaría y si bien se encargaba de los dos, se suponía que me habían contratado para distender su trabajo. Benja no era malo en cuanto a lo laboral pero algo en él no me terminaba de cerrar y no me gustaba su jueguito de interés.
—Tomá Cata, espero que te guste. —me dijo Pau dándome una cajita. Le sonreí en agradecimiento y abrí la pequeña caja para sacar una pulsera de plata con el colgante de color azul.
—Es re linda Pau, gracias.
—Esto es nuestro Cata.
Benjamín apareció con un enrome ramo de rosas y una caja plateada de bombones, me asombré al recibirlo y Fer me dio otra bolsita que al abrirla, me encontré con una lapicera de pluma muy fina, con la letra inicial de mi nombre.
—Ay muchas gracias, qué lindos, gracias.
—No te conocemos mucho pero no hay persona a la que no le guste el chocolate, o eso creo.
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Un cambio al Mal.
Teen FictionCatalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos...