Capítulo 4: Que coincidencia.

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Mónica estaba sentada en el aeropuerto esperando que se hiciera la hora para que empezaran a llamar a los pasajeros, y partir por fin de ese lugar.

El vuelo salía a la 1:00 de la tarde y a penas eras las 12:00, así que tenía que esperar una hora exactamente, decidió ir a comer algo en algún restaurante del aeropuerto mientras se hacia la hora,  para no aburrirse esperando.

Óscar por su parte había llegado al aeropuerto y fue directo a la casilla para comprar su boleto.

-Buen día señorita, ¿podría por favor darme un boleto para Roma?- menciona Óscar a la encargada, mientras le extiende su pasaporte.

-Buen día señor, ya se lo entrego- dice la encargada buscando los horarios disponibles en el ordenador- Señor tenemos aun boletos libres para Roma, justo en una hora sale, a la 1:00pm exactamente- le comenta la encargada a Óscar esperando su confirmación.

-Excelente, quiero uno para ese vuelo- dice Óscar casi que de inmediato.

La encargada le hace caso a Óscar entregándole el boleto que le pedía.

Óscar decidió ir de una vez a la sala de espera mientras se hacia la hora, tenía mucho que pensar y algunas llamadas que hacer.

-¿Óscar?- contesta Abreu al otro lado de la línea telefónica.

-Abreu, hermano, ¿Cómo esta todo?- dice Óscar emocionado al escuchar la voz de aquel viejo amigo.

-Pues bastante bien, aunque algo sorprendido de que me llames, Jajaja, ya que nunca lo haces- dice Abreu entre risas- ¿ha pasado algo? – cambia su ánimo y se preocupa.

-No, no, todo está bien, te llamo porque he decidido volver a Roma- Óscar trata de ocultar la tristeza de su voz, para que Abreu no le pregunte más.

-Vale… - no muy convencido- Bueno yo feliz de recibirte hermano, ¿Cuándo estas aquí? – sigue preguntando Abreu.

-Pues esperemos que hoy por la noche, ya estoy esperando en el aeropuerto para partir- contesta Óscar.

-¡Vaya! Sí que me has sorprendido hermano, bueno, ahora mismo le digo a Natalia que me ayude a arreglar la antigua casa de tu padre, para que puedas llegar y encontrarla organizada.- dice Abreu con emoción por el reencuentro que tendrá con Óscar.

-Vale hermano, muchas gracias, nos vemos luego entonces- menciona Óscar finalizando la llamada.

Óscar sabia que llamar a Abreu sería buena idea, era su amigo de la infancia, se criaron juntos bajo el techo de una familia romana muy amorosa.

Los padres de Óscar y Carol se encargaron de Abreu y Natalia cuando eran unos niños y sus padres fallecieron, y los criaron como unos hijos más. Abreu tenía un poco mas de edad que Óscar y Carol, mientras que Natalia tenía 22 años, era una bebe cuando ella y Abreu habían quedado huérfanos. Actualmente Natalia vivía con Abreu que permanecía soltero después de varias aventuras que no llegaron a nada serio, su casa quedaba cerca a la casa del padre de Óscar, con lo cual, se les hizo sencillo acercarse a organizar y despolvar un poco el lugar.

Óscar decide levantarse de aquel asiento de la sala de espera para ir fugaz a comprar un café antes de la hora de partida, de pronto al voltearse no se fijo que venía una mujer la cual no pensó que Óscar se levantaría de repente, ella traía un café en mano y al tropezarse bruscamente derramo el café en la camisa de Óscar.

Óscar hizo un gesto de dolor porque el café estaba caliente.

-Por dios, lo siento muchísimo señor- le dice aquella mujer apenada.

-No se preocupe, ha sido mi culpa por levantarme tan de pronto, ninguno de los dos nos fijamos en que haría el otro – dijo Óscar encogiéndose de hombros mostrando una media sonrisa- Creo que ambos estábamos distraídos.

-Bueno, eso sí es cierto, pero igual, disculpe de nuevo- siguió diciendo aquella mujer.

-Ya tranquila, no pasa nada, mejor me voy a cambiar esto antes de partir- dijo Óscar señalando su camisa- Hasta luego, que tenga buen viaje.

-Vale, muchas gracias, igualmente- Finaliza ella despidiéndose de Óscar.

Ambos siguen sus diferentes caminos a espera del vuelo…

Pasiones Encontradas I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora