Capítulo 35: Libro de notas.

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-Mónica-

Mariposas revolotean, agua corre, pájaros cantan a la espera del atardecer, que sinceramente también espero con ansia. ¿Es normal que a una niña de mi edad le emocione tanto cosas tan simples como estas? Mi hermana dice que soy una tonta, y mi madre me dice "Blanda", mi padre ni atención me da, él único que me ama realmente o al menos es lo que siento es mi hermano mayor, Eduardo.

Tomo mi librito de notas y apunto algo que se me acaba de ocurrir: "La felicidad aguarda en el valor de las pequeñas cosas". A veces me pregunto si estoy viviendo bien, o si lo hago mal. Cuando le cuento estas cosas a mi hermano, que es el único que me escucha atentamente, me dice que no me aflija, y que sea feliz sin importar el que dirán, ese consejo quedo grabado en mi para siempre.

Considero que mi infancia ha sido muy bonita, aunque mis padres fuesen unos retrógrados me querían a su manera, siempre me decían que a pesar de la carrera tan inútil que había elegido era su mas gran orgullo, algo que no me gustaba de todo esto es que siempre decían frente a mis hermanos que yo era su hija favorita, me parecía horrible que lo dijesen.

Tal vez por eso Romina me odiaba, o mejor dicho me odia. Un recuerdo que esta muy vivo en mi mente es cuando al regresar del colegio ambas le mostramos un dibujo a mamá, coloco el mio en la sala para que todos lo vieran mientras que el de Romina lo guardo sin decir nada. Salio corriendo a su habitación a llorar, la fui a consolar pero recibí malos tratos y groserías de su parte. Aunque toda esa situación no fuese mi culpa, la entendía, entendía su rencor.

Algo que le molestaba mucho mas es que ella se esforzaba por agradar a mis padres, mientras que yo solo me preocupaba por el cariño de mi hermano. Eligió una carrera muy buena, para obtener un "Eres la mas simple de los tres" de mis padres, totalmente despreciables.

Hay un tema en especial que no he hablado con nadie, a mis 18 años, que decidí irme de casa recibí una llamada de mi hermano, se le escuchaba preocupado. Nos encontramos en un café donde hasta la actualidad odio, porque fue allí donde recibí la peor noticia de mi vida.

-Estoy muy enfermo.

-¿Es una broma? Porque si es así , de muy mal gusto eh.

-No Mónica... Tengo cáncer de hígado.

Esas palabras me desgarraron el corazón, llore muchísimo, tanto o mas como aquella noche en el secuestro, sentí que me quitaban el aliento. Por varios meses pensamos que mi hermano moriría en cualquier momento, hasta que decidió operarse con un dinero que le quito a mi padre, que mas adelante le traería problemas con el mismo. Después de que lo operaron nos dijeron que estaba a salvo, pero que debía cuidarse para que ese cáncer no regresara a su organismo.

En su momento mi hermano se entristeció mucho por como mis padres lo estaban tratando debido a el tema del dinero, con mi ayuda y la de Rafael pudo irse de casa, hasta que mas tarde pudo obtener un buen trabajo y decidió irse del país, me sentí feliz y triste a  la vez, se que vendrían cosas mejores para el pero también sabia que no nos veríamos por un largo tiempo.

Recordando todo esto me doy cuenta que no solo Óscar tiene una familia particular, la mía también lo es, y ahora que lo pienso no me preocupa que no conozca a mis padres, me basta con que conozca a mi hermano que es la luz de mis ojos. Dejare lo malo de mi infancia y adolescencia atrás para abrir paso a una nueva vida con él que se ha convertido en otra parte fundamental de mi vida.

Ahora tomo mi librito de notas que tengo desde los cinco, y apunto una frase que me parece correcta para todo lo que ha pasado: "El amor es la medicina para todos los males de nuestra alma".

Pasiones Encontradas I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora