Capítulo 40: Él chico ruso,

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-Vale, ¿No eres de aquí verdad?- le pregunta Mijail.

-No, vine de vacaciones- obviamente no tendría porque explicarle el verdadero motivo de su estancia en Rusia.

-Que bien, si necesitas algún guía que te muestre el pueblo, yo me ofrezco- dice amable.

-No te preocupes, vine con mi familia y mi hermano vive aquí- Mónica toma una piña para agregarla a su cesta.

-Mira, esta está mucho mejor- le dice Mijail a la vez que le entrega otra mucho más bonita que la que había elegido.

-Muchas gracias- Mónica toma la piña que él le ofrece.
En ese momento ambos se quedan viendo por unos segundos, cuando llega Carol.

-Móni, ¿conseguiste la piña?- pregunta.

Ella se incorpora dejando de ver a Mijail. Y se voltea a donde esta Carol.

-Si si, aquí esta- por alguna razón se puso nerviosa.

-¿Y tú eres?- pregunta Carol al ver al chico rubio.

-Mijail Vólkov, mucho gusto- le extiende la mano a Carol de forma amable.

-Caroline Tarruella, mucho gusto- Carol se extraña pero aun así es amable.

-Bueno ya me voy, un gusto volverte a ver Mónica, y un placer conocerla- le dedica una sonrisa a ambas yéndose.

-¿Y de donde lo conoces?- pregunta Carol a penas ve que el chico se aleja lo suficiente.

-Esta mañana en la cafetería nos tropezamos cuando yo salí del baño- explica Mónica.

-¿Es mi idea o tiene un aire a tu hermano?- pregunta Carol.

-También lo pensé, ¿Y si es un hijo perdido de Eduardo?- Mónica se queda pensativa, al parecer hablaba en serio.

-Jajaja, ¿Crees que tu hermano es de ese estilo?- se ríe ante tal ocurrencia.

-No, Jajaja- se ríe junto a Carol.

-Bueno ya dejemos la paranoia y vamos con los chicos que nos deben estar esperando- musita.

Así lo hicieron, se fueron a pagar para luego reunirse con los chicos de nuevo. Ellos estaban hablando aun, parecían entretenidos en su conversación, al ver que venían las chicas dejan de hablar.

-Veo que compraron mucha fruta- dice Óscar al verlas.

-Sí, es que hemos decidido hacer una rica y surtida ensalada de frutas con sirope, ¿Le apetece?- pregunta Mónica.

-Por supuesto que sí, ¿A qué casa iremos a pasar la velada?- pregunta David chistoso.

-Vamos a la mía, así nos la pasamos en la terraza- propone Eduardo.

-Perfecto, andando- Carol se toma del brazo de David y Eduardo, para luego irse caminando en una marcha militar que les causaba gracia.

-Que preciosa eres - le susurra Óscar a Mónica en el oído, logrando que se le erizara la piel.

Ella solo sonríe y le deposita un beso en los labios, luego van detrás de los demás rumbo a casa de Eduardo, que en realidad no se encontraba tan lejos. Al llegar los chicos se ofrecieron a cortar la fruta mientras ellas buscaban pequeños bouls para servir, también colocaron los tres sirope que habían comprado en la mesa para que pudiesen elegir el que quisieran entre chocolate, mora azul y fresa.

Ya lista la ensalada se sirvieron en los bouls y se fueron a sentar a la terraza a apreciar el atardecer de Pereslavl que era impresionante. Mónica volteo a ver a Óscar que estaba sentado junto a él viendo anonadado el maravilloso y colorido atardecer.

-¿No te parece hermoso?- pregunta Óscar aun viendo el atardecer.

-Precioso, perfecto…- dice Mónica sin quitar su mirada de Óscar.

Él se da cuenta y voltea, cuando la ve a los ojos le sonríe y la besa tiernamente

-No más perfecto que tú- le dice Óscar.

Se abrazan y se quedan viendo el atardecer con los demás, se quedaron conversando y pasando una agradable velada hasta que anocheció por completo y pasadas las horas deciden irse a casa.

-Bueno creo que ya es hora de irnos- dice David.

-Sí, nosotros también nos vamos- menciona Mónica- Que descanses hermano- le da dos besos en las mejillas a Eduardo.

Los cuatro parten a sus respectivos hogares. En él camino Óscar nota a Mónica un tanto pensativa, decide preguntarle que le sucede cuando están por fin en casa.

Pasiones Encontradas I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora