Capítulo 56: Manos a la obra.

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-Mientras en casa-

Carol y David ya tenían unos minutos de haber llegado, Óscar les ofreció a ambos una taza de café para a continuación sentarse junto a ellos en el sofá.

-Bien, ¿En qué quieres que te ayudemos?- pregunta Carol.

-Como saben, nos han pasado cosas bastante…problemáticas, con lo cual se que Mónica está muy preocupada y quiere conseguir una solución a todo- explica Óscar.

-Continua…-esta vez musita David antes de tomar un sorbo de su café.

-Quiero darle una sorpresa, me gustaría preparar una cena romántica, y bueno necesito su ayuda para que todo salga perfecto- Óscar se levanta del sofá haciendo gestos con sus manos mientras les explica todo.

-Estaba pensando en una cena a la luz de la luna, posiblemente en un jardín donde solo estemos ella y yo, algo bastante privado, ¿Qué dicen?- se para en frente de ellos.

-Me parece algo lindísimo de tu parte hermano, y bueno respecto al lugar creo que sabemos de una casa estilo cabaña que tiene un jardín preciosísimo- dice emocionada.

-Es verdad, a parte tiene algo peculiar, un laberinto decorado con rosas de diversos colores- menciona David.

-Perfecto, pues manos a la obra, ¿Qué tal si tu Carol vas por un vestido para Mónica y por favor vez el pedido de la cena?- le pide Óscar.

-Vale, está bien, ¿Alguna preferencia con la comida?- se levanta del sofá y pregunta antes de irse.

-Pide comida japonesa, Mónica ama la japonesa- explica. Carol asiente y se va de inmediato.

-Mientras tú acompáñame a comprar algún traje elegante y a reservar el lugar para esta misma noche- David asiente y ambos parten a completar el plan.

-Nuevamente en la cafetería-

-Romina, entendemos que todo esto sea muy duro para ti, pero necesitamos tu ayuda para dar con Mijail y poder ayudarlo con su enfermedad- dice Eduardo.

-Si, a parte debemos hacerlo pronto porque si no se trata con un especialista puede cometer algún delito peor, o incluso dañarse a sí mismo- comento.

Romina solo nos escuchaba y mantenía silencia, lo único que se notaba era su expresión de tristeza, de resto ni se inmutaba al respecto.

-Mamá debes escucharlos, tienen razón, no podemos dejar que Mijail se haga daño o haga daño a los demás- esta vez musita Sara.

-Bueno bueno, está bien…-hace una pausa- Prometo que cuando mi hijo se comunique conmigo les diré donde se encuentra, pero por los momentos les prometo que no sé nada de él- al parecer si es cierto lo que dice.

-Muchísimas gracias Romina, se que desde niñas no…- me interrumpe.

-No vale la pena recordar eso, las cosas han cambiado y ya somos un par de adultas que con madurez pueden arreglar las cosas- si que ha cambiado esta mujer.

-Vale, es cierto, muchas gracias por el apoyo en esto- le dedico una mirada de agradecimiento a la cual ella asiente como una manera de decir “de nada”.

-Bueno ya que se nos ha hecho la hora de almorzar, ¿Qué tal si comemos algo aquí?- propone Eduardo.

-Yo si estoy de acuerdo- dice Sara, cosa que me causa un poco de risa que lo dijese tan de inmediato.

-Vale, yo también estoy de acuerdo- le dedico una sonrisa a mi sobrina.

-A mi si me disculpan debo ir a terminar unos trámites de la casa donde nos quedaremos esta temporada…- Sara la interrumpe.

-¿Podría yo quedarme con mis tíos?- pregunta.

-No hay que dar molestias Sara- le dice un poco apenada.

-No te preocupes, no será ninguna molestia cuidarla mientras tú haces tus cosas-le digo de inmediato.

-Bueno, está bien, vengo por ella lo más pronto que pueda, pórtate bien niña- Sara solo asiente y Romina se va.

Comimos, conocimos y nos reímos mucho con Sara, es una niña muy ocurrente y la verdad cada vez que hablo mas con ella más me doy cuenta que es una mini yo, solo espero que de grande tenga un poco más los pies sobre la tierra que yo.

Pasiones Encontradas I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora