Mi sentido de alerta se activó, pero decidí arriesgarme, no tenía absolutamente nada que perder. Su rostro era muy fino, no tenía ni un ápice de maldad en su mirada, sin dudarlo más tomé su mano y me llevó hasta la barra, tomamos asiento enfrente del mismo, Issing hizo una seña a la mujer que mezclaba algo en una licuadora.
— Issing. — dijo con una sonrisa coqueta. — Veo que estás bien acompañado esta noche.
El chico sonrió observándome de reojo.
— Dos cervezas, por favor. — pidió.
Entrelacé mis manos un tanto nerviosa, en cualquier momento iba a salir corriendo de allí. El chico volteó su rostro hacia mi manteniendo la sonrisa en sus labios.
— ¿De dónde vienes chica misteriosa?
Me limité a encogerme de hombros.
Sus orbes oscuros se posaron curiosos sobre mi bolso, tragué saliva, tenía que pensar rápido en una excusa creíble.
— Eres una chica rebelde, ¿eh?
Fruncí los labios antes de hacer una mueca.
— Sí. – más que una afirmación sonó a una pregunta.
— ¿Por qué has abandonado tu casa?
Mi sangre se heló, todo mi ser se quedó rígido como una piedra.
— Eh... — comencé a balbucear.
La carcajada que lanzó Issing me desconcertó aún más, por milagro la chica que estaba detrás de la barra se arrimó hacia nosotros y dejó dos vasos con un líquido amarillento para después seguir mezclando líquidos con distintos colores.
— La casa invita. – canturreó el chico deslizando uno de los vasos hacia mí.
Mis ojos se inyectaron en el líquido del vaso, ¿es un jugo?
— Tranquila, solo es cerveza, no te hará daño. – acotó Issing al ver mi preocupación.
Le dediqué una mirada de reojo al chico antes de probar el líquido amarillento, su sabor era tolerable.
— Gracias. – susurré después de terminar todo el contenido del vaso.
— No agradezcas, te lo has ganado. – dejó el vaso sobre la barra y se inclinó hacia mi rostro. – ¿Dónde piensas quedarte está noche? No puedes vagar sola por las calles, no es seguro.
Mordí mi labio inferior desviando mis ojos al piso, su cercanía me ponía nerviosa y se me hacía difícil inventar algo, sentía su rostro cada vez más cerca de la mía, volví a conectar nuestras miradas y pude notar que él estaba muy concentrado en otra parte de mi rostro, mis labios.
— Uh, tengo que irme, muchas gracias por todo, tengo que irme. – murmuré con los pelos de punta.
Issing pareció reaccionar y se alejó con rapidez avergonzado.
— Lo siento, discúlpame, no quería incomodarte.
— Fue un gusto, Issing.
Me puse de pie y traté de alejarme del chico, pero una mano sobre mi muñeca me detuvo por completo, este era mi fin.
— De verdad lo siento, si necesitas un lugar para alojarte puedo ofrecerte una habitación.
La oferta sonaba tentadora, pero hace solo lo conozco hace unos cuantos minutos atrás, aunque no se ve como un violador del bosque.
— Acepto.
Issing sonrió y esta vez me arrastró fuera del local, el viento helado chocó contra mi piel haciendo que se erizará, el chico caminaba con pasos agigantados, yo apenas podía seguirle el paso, nos detuvimos enfrente de una máquina de dos ruedas, nunca en mi vida había visto una.
— ¿Te dan miedo las motocicletas? — preguntó el chico de hoyuelos al ver mi rostro contraído.
Un fuerte zumbido se instaló en mi cabeza como si me hubiese dado un golpe con un ladrillo.
— ¿No te molesta que vayamos en una motocicleta?
— Claro que no.
— ¿No vas a sujetarte? – preguntaron luego de unas suaves risas.
— Ya estoy sujetada.
— Haesoo, ¿te sientes bien?
¿Haesoo? ¿Quién se llama así?
Oh, soy yo.
¿Qué fue eso?
Parpadeé varias veces intentado aclarar mi mente, cuando pude recuperar mi visión noté la cercanía que volvía a tener con Issing, su rostro estaba manchado con preocupación por todos lados, me incorporé lentamente intentado no caer en el intento.
— No creo que sea buena idea que te montes sobre la motocicleta.
— Estoy bien. – gruñí.
Aparté las manos de Issing que intentaban sostenerme, él fue el primero en subir a la motocicleta y luego seguí yo, con torpeza, pero lo hice. Enredé con fuerza mis brazos alrededor de su cintura al notar que aumentaba cada vez más la velocidad. ¿Este chico es un suicida o qué?
Solté varios jadeos y chillidos al oír el aire golpear contra nosotros y los coches que íbamos adelantando. Yo no tenía ni un apuro en dormir, de verdad, además el hambre había desaparecido para ser reemplazado por la fatiga.
La velocidad descendió varios kilómetros hasta quedar en cero, no perdí el tiempo y sentí júbilo al tocar el suelo con mis zapatos, estaba viva, aún lo estaba.
— Lo siento si te asusté, temía que te desmayaras de nuevo.
— Estoy bien.
— ¿No eres buena con el alcohol? – cuestionó tomando mi mano.
De repente la voz del doctor sonó en mi cabeza.
— El doctor dice que el alcohol es muy malo, mata las neuronas.
Issing soltó una pequeña risa mientras nos adentrábamos a un gran edificio.
— En verdad eres una chica misteriosa.
Negué con la cabeza repetidas veces.
— No soy misteriosa.
Comenzamos a subir los peldaños de la escalera.
— Créeme que sí.
— Si yo soy misteriosa, tú también lo eres.
El chico sonrió una vez más exhibiendo su hoyuelo.
— Puede que tengas razón.

ESTÁS LEYENDO
Anormal
FanfictionLuego de escapar, Lenahi tiene como meta ser la chica de antes, aunque con varias espinas más dentro de su ser que aún le siguen rasgando con cada paso que da. Ella quiere morir, pero él quiere ser su vida. |Prohibido la copia o adaptación| [Continu...