- ¿Qué tal? Es bonito, ¿no?
Sonreí maravillada asintiendo con la cabeza.
- Es muy bonito.
- Desde ahora en adelante viviremos aquí, lo único que nos complicará es el idioma, tendrás que cursar vía online o lo que mejor te acomode.
- ¿Por qué haces todo esto? Apenas volvemos a vernos de nuevo.
Jimin dejó caer el bolso al suelo y se acercó a mí.
- No pienses que eres una obligación para mí, ¿desde cuándo las personas que aman lo son?
No dejó permiso para mi opinión ya que presionó nuestros labios en un beso lento que torpemente pude seguir por los latidos alocados de mi corazón.
- Ve a descansar, debes estar muy agotada.
Asentí con la cabeza tontamente, llevó su mano a mi espalda baja y empujó levemente conduciéndome por un largo pasillo con las paredes pintadas de un suave color turquesa, Jimin abrió una puerta, me incitó a entrar primero y obedecí.
- Este será tu habitación, al lado estará la mía.
- Gracias. – murmuré.
- Descansa. – dijo antes de salir de la habitación con pasos despreocupados.
Me despojé de mi bolso dejándolo sobre un sillón individual color azul marino, mi cuerpo cayó sobre la tierna superficie del acolchado, mis parpados se cerraron con fuerza a los pocos segundos.
Unos fuertes pitidos me devolvieron de mi dulce sueño, bostecé un par de veces antes de sentarme sobre la cama, la punzada en mi cabeza se hizo presente haciendo que jadeara. Me puse de pie y salí de la habitación con la mirada difusa, se oía el leve eco de una pequeña llovizna limpiando el exterior, mis pies descalzos se estancaron al encontrar a Jimin con sus piernas tocando su pecho y su rostro escondido entre sus brazos.
- ¿Jimin? – llamé con un deje de temor.
Un sollozo ahogado resonó por todo el salón, mi piel se erizó por la incredulidad, mis piernas no reaccionaban a mis órdenes.
- Yo...- balbuceó entre hipidos. - Yo...yo no fui. - logró decir antes de caer en el llanto otra vez.
Mi corazón se encogió por los desgarradores sonidos, obligué a mis pies a romper la distancia que me separaba del manojo de llanto, mis brazos apretaron con fuerza su caja torácica tratando de transmitirle mi calidez.
- No me abandones.
Sus palabras penetraron con fuerza haciendo una implosión en mi cabeza, el dolor se hizo más punzante e inaguantable, mis brazos se aferraron con más fuerza.
¿Por qué confundía mi mente? ¿Es normal actuar de esta manera?
- Debemos ir a dormir, ya es tarde.
- Acabas de levantar. - levantó su rostro y secó abruptamente la humedad de sus mejillas -. yo no puedo conciliar el sueño.
Mi pecho rebotó con más fuerza, con cada palabra dictada parecía tener un gran efecto en mí, ¿eso es bueno?
Una idea se cruzó por mi mente como un rayo.
Tragué saliva y alejé mis brazos de él, me puse de pie apretando los puños con las mejillas un poco sonrojadas.- Puedo acompañarte.
- ¿No tendrías miedo de mí? - pronunció suavemente como si elevar la voz fuese un delito.
- Jimin, yo siempre estaré contigo.
Sus labios se apretaron en una fina línea y asintió con la cabeza, extendí mi mano hacia su persona, la tomó sin rechistar y se elevó sobre sus pies. Enredó uno de sus brazos por mi cintura y así fuimos hasta su habitación. Todo estaba oscuro y el sonido de las gotas de agua cayendo con fuerza daba un toque muy relajante, avanzamos hasta la cama, retiró el cubre cama y se acomodó en la suave superficie, mis manos lo arroparon como si fuera un niño pequeño, una mano sujetó mi muñeca de la nada e hizo que soltara un pequeño chillido del susto.
- No tengas miedo, por favor.
Mi mano sintió algo suave y esponjoso, sus labios estaban acariciando mis dedos con sutileza.
- Yo no tengo miedo. - logré decir.
- Tus acciones demuestran lo contrario.
Solté un suspiro agotada pensando en cómo hacer que se sintiera mejor.
- Sólo duerme, yo estaré a tú lado.
🌼
- Aquí está el estante de libros, te solía gustar mucho la lectura y pensé que sería una buena idea.
Mordí mi labio inferior avergonzada.
- No tenías que hacerlo.
- Por favor, no digas eso.
- Lo siento.
Jimin sonrió y despeinó mi cabello en un gesto dulce.
- Me ausentaré unas horas, regresaré lo más pronto posible.
Mi sistema entró en estado de alerta, no quería que se fuera, no quería estar sola, otra vez. Mis manos se enredaron por su cuerpo con fuerza.
- No te vayas.
- Volveré pronto.
El pesar se instaló en mi pecho haciendo que mis brazos cayeran a mis costados, me obligué a sonreír.
- Lo siento. - murmuré.
El chico pálido se inclinó y depositó un suave beso en mis labios para luego salir del departamento con una velocidad impresionante.
Caminé hasta el estante y tomé un libro, tomé asiento en el sillón que adornaba el espacio, hojeé las páginas sin entender nada, por más que intentaba interpretar los caracteres mi mente no llegaba a descifrarlo.
El dolor de cabeza volvió con más intensidad, solté un jadeó, llevé mis manos a mi cabeza intentado que el dolor disminuyera, el libro cayó al suelo generando un fuerte sonido, mi vista se nubló, mi pecho se oprimió costándome respirar.
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Anormal
Fiksi PenggemarLuego de escapar, Lenahi tiene como meta ser la chica de antes, aunque con varias espinas más dentro de su ser que aún le siguen rasgando con cada paso que da. Ella quiere morir, pero él quiere ser su vida. |Prohibido la copia o adaptación| [Continu...