S I E T E

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Jimin y yo salimos del departamento de Issing, en ningún momento había vuelto a ver al último mas no me tomé el tiempo de preocuparme. Por más que trataba de convencer a Jimin de ir junto a Namjoon él se negaba rotundamente, estaba muy confundida por su reacción brusca y semblante serio, pensé que tenía una buena relación con Jungkook, como él mismo había comentado días atrás, no objeté nada más, no quise presionarlo, además apenas lo había encontrado por casualidad y no volvería a sufrir por su ausencia.

- Iremos a Estados Unidos.

- ¿Dónde queda eso? – interrogué curiosa.

Jimin sonrió y ajustó la liga de mi bolso por su hombro mientras caminábamos hacia un coche color gris.

- Al otro lado del mundo.

Enarqué la ceja emocionada.

- ¿Al otro lado del mundo?

- Sí.

Llegamos al frente del coche y abrió la puerta de copiloto, hizo un ademán con la cabeza para que entrará y obedecí, volvió a cerrar la puerta y subió al asiento de copiloto, lanzó mi bolso a los asientos traseros. Encendió el coche y nos pusimos en marcha.

- ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

Jimin apretó levemente el volante tenso, me echó una rápida mirada de reojo.

- Buscándote.

- Es curioso que justamente nos hubiésemos encontrado en el departamento de Issing.

- Muy curioso.

El silencio inundó el espacio entre nosotros, no sabía que decir, con su presencia cerca mío era suficiente, pero me sentía nerviosa y por sobre todo feliz por haberlo encontrado. Algunas dudas se fueron conectando uno a uno mientras más daba vueltas las palabras y actitudes de Namjoom y Mika.

¿Por qué Namjoon quería que me mantuviera cautiva? ¿Acaso sabía que Jimin estaba aquí?

Todas esas preguntas se vieron frenadas al escuchar un chasquido metálico que absorbió mi atención, Jimin tenía un cigarro entre sus labios. El doctor siempre me había recalcado que ese palillo era un arma mortal y silenciosa.

- ¿Quieres? - me ofreció al ver que no apartaba la vista de sus labios.

Con una mueca negué rotundamente.

- Eso es malo.

Jimin soltó una carcajada.

- Veo que no has cambiado nada, Lennie.

Apreté los labios un poco incómoda.

- ¿Lennie?

- En el antaño te solía llamar así. - murmuró girando el volante para tomar la vía derecha.

- Quisiera volver atrás y poder recordarte con más claridad.

- Me encantas el doble ahora, no tienes que preocuparte por eso, yo te ayudaré a recordar lo necesario.

Sonreí y aleje los nervios de mi cuerpo, Jimin era una buena persona, eso lo tenía claro, pero por más que intentaba recordar algún episodio de mi vida con él mi mente se negaba.
Cuando vi por primera vez al doctor mi mente lo señaló como Jimin mas con una triste sonrisa me respondió con una negativa, desde ese día no pude dejar de repetir su nombre, pensando que tal vez sentiría mis llamados y vendría por mí.
Jimin fue y es mi ancla, gracias a los escasos recuerdos borrosos que tengo sobre él fui capaz de no caer al verme sola y sin nada en concreto.

- Ya llegamos. - anunció -. si preguntan por tu nombre tu dices Haesoo, Lenahi no puede existir aquí. - añadió.

Salió del coche mientras yo tomaba mi bolso, copié su acción de minutos atrás y cerré la puerta suavemente.

- Ayer encontré esto entre tus cosas. - dijo mientras hacía a un lado su chaqueta y mostraba a luz la carta color marrón que Jungkook me había dado.

- ¿Tiene algo de malo? - cuestioné con un poco de preocupación.

Jimin sonrió mostrando sus dos hileras de dientes.

- No, al contrario, nos acabó de salvar el pellejo.

Una voz mecánica anunció algo sobre abordar un avión, el rostro pálido de Jimin se contrajo en irritación, lanzó el cigarro para luego tomar mi mano y adentrarnos en el tumulto de gente  con maletas que había dentro del recinto.

- Ha este paso vamos a perder el vuelo, hay que apresurarnos. - exigió mientras aumentaba la velocidad de sus pasos.

Nuestros pasos se detuvieron unos minutos después, Jimin entregó varios papeles a una bonita mujer para luego   entrar a un especie de túnel.

- Dile adiós a Corea, Lennie.

No sé porqué razón sentí un saco de piedras en mi estómago.

- Estás son nuestros asientos.

Tomó mi bolso y lo colocó en donde se guardan los equipajes de mano. Tomé asiento con los nervios al punto máximo al sentir como el avión se movía lentamente o tal era sólo mi imaginación.

- ¿Esto se puede caer? - interrogué en un busca de una respuesta que me tranquilizara.

Tomó asiento al lado de mí, enlazó nuestras manos.

- Hay pocas probabilidades de que eso suceda.

Más que tranquilizar me atemorizó el doble.

- No quiero ir al otro lado del mundo, soy muy joven para morir. - supliqué.

Jimin a mí lado comenzó a reír. Fruncí el entrecejo ofendida.

- Te burlas de mi temor.

Negó con la cabeza aguantando su diversión.

- Señores pasajeros deben colocarse los cinturones de seguridad, en unos minutos más despegaremos, gracias.

- Voy a morir. - murmuré.

- No, no sería capaz de permitirlo.

 

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