D I E C I N U E V E

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Con la ayuda de Yoongi pude sostener mi peso, todo seguía dando vueltas a mi alrededor como si fuese el ojo del universo. Desplomé mi alma sobre el sillón y rogaba internamente que el mareo cesara, mientras Yoongi a mí alrededor caminaba de un lado a otro luciendo pálido y excitado, despeinaba una y otra vez su cabello tal vez pensando que así los pensamientos que lo agobiaban saldrían de su cabeza.

- Esto es muy malo. – musitó.

Entre mi pelea por la conciencia noté la mirada oscura que se dirigía directamente a mi torso, el brillo era tan esplendido y lóbrego, que azotaba con fuerza mi cerebro quedando plasmado como un dibujo en mi mente.

- No puede ser, simplemente no. – exclamó elevando la voz.

Mis parpados pesaron y el mareo parecía desaparecer poco a poco, mi cuerpo se sumergió al mar de tranquilidad, y por último se llevó a mi conciencia.

Al despertar me llevé la sorpresa de encontrarme en una posición cómoda, sobre una cómoda cama, al lado mío se encontraba Yoongi dormitando, su mano izquierda estaba firmemente unida con mi mano derecha, la habitación estaba a oscuras, pero eso no evitaba observar el aspecto dejado que tenía. Mi conciencia comenzó a rememorar los escasos recuerdos que lograba sentir con nitidez. La voz suave y aterciopelada de Jimin diciéndome palabras de amor, por otro lado la voz profunda y tosca de Yoongi formando palabras en una mezcla de amor y odio.

Todo aún sigue siendo confuso para mí, aparté con brusquedad la mano de Yoongi sobre la mía, tratando de al menos desquitar un poco de mi ira a causa de mi ignorancia, me levanté de la cama guardando silencio esta vez, quizá podría salir de aquí mientras él siguíese durmiendo. 

- ¡Lenahi!

Volteé mi rostro hacia la voz proveniente del pasillo, los oscuros ojos me dieron la bienvenida.

- Necesito salir de aquí, siento que me asfixio. – musité.

- Tengo que llevarte a un lugar. – su voz sonaba extraña, pero sus ojos no perdían ni un segundo el brillo filoso de siempre.

Mis ojos se agrandaron de la sorpresa con su repentino cambio, Yoongi pasó de largo de mí y abrió la puerta saliendo de la casa. Cuando decidí seguir sus pasos, él ya estaba dentro del mismo coche con el que habíamos llegado, subí al asiento de copiloto y nos marchamos de esa pequeña casa.

- Por favor no hables, no sé hasta qué punto podría llegar. – pronunció exasperado.

No tenía la energía para contradecir sus palabras y no pensaba hacerlo, su repentino cambio solo ha provocado que mi laguna mental se volviese un océano.

El sol casi se escondía del todo cuando el coche se detuvo enfrente de otro, el lugar era bastante alejado de la ciudad ruidosa. Vi como una cabellera rubia bajó del otro vehículo abruptamente, mi pecho se oprimió al ver de quién se trataba. Al tratar de abandonar el coche para el inminente encuentro una mano huesuda se ató con la mía.

- Por favor, no me olvides.

Su rostro se inclinó hasta unir sus labios con los míos, estos se movían lentamente, dulcemente, yo no respondí, no pude formular ninguna acción, ya que como llego sus labios, desaparecieron. Dibuje cada contorno de Yoongi para luego salir al encuentro. Sus largos brazos me recibieron gustosos.

- Oh, Dios, te he encontrado.

Luego del doctor le siguieron Namjoon, Mika, Jin y Jungkook, los abrazos no se hicieron esperar como las lágrimas.

- ¡Lenahi! No puedo creerlo. – dijo Mika entre sollozos.

El coche que me había traído hasta aquí se había alejado de nosotros a una velocidad bestial, llevándose con el a Yoongi.

- Hay que irnos de aquí lo más rápido posible, Jang puede rastrearnos.

-.-

Sentir un enorme dolor en el pecho es algo a lo que ya está plenamente acostumbrado. Presionó con más fuerza el acelerador como si con eso las alas inexistentes del coche salieran a relucir, sus manos se volvieron uno con el volante de tanto presionarlo. Al llegar a su destino, se aseguró de tener bien asegurada el revolver sujeta y escondida, descendió del coche cerrando con ganas de sobra.
Golpeó la puerta una y otra vez.

- ¡Hey! Que sorpresita, no pensé que sería así de rápido. - balbuceó el sicario.

- ¿Dónde está Jimin? - preguntó ignorando el comentario anterior del contrario.

La sonrisa divertida de Issing casi lo descarrila del todo.

- Se supone que debería matarte por irrumpir la morada de mi jefe Park, pero como tu también eres un buen jefe; está en su habitación. - se hizo a un lado otorgándole el paso a Yoongi.- No lo mates, es en vano, mientras discuten por el sabor del té verde yo iré a orar por sus almas pecadoras.

Issing salió de allí como si nada, despreocupado. Yoongi por su parte entró al departamento, abrió todas las puertas hasta dar con la indicada.

- ¡Oh! Que grata visita. - exclamó Park con una pequeña sonrisa.

Las manos de Yoongi se tornaron como unas sogas alrededor del cuello de Jimin.

- ¿¡Por qué lo hiciste!?

+💐+

Aunque solo se trate de dolor, no existiría nada sin amor.

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