T R E C E

1K 108 25
                                    

Mi cuerpo se estremeció por una leve punzada de dolor al querer estirar mis brazos, poco a poco mis ojos se aclararon, con ellos mi mente acompañadas de los recuerdos. Sentí el calor de la vergüenza subiendo de mis pies a la cabeza, como si tuviese un resorte, mi espalda paró en la cabecera de la cama, el lado contrario al mío estaba vacío, mi pecho se hundió de pesadumbre, mas me obligué a recordarme que yo no podía objetar nada, no era novia de Jimin, pero, ¿si no éramos nada, por qué terminamos uniendo nuestros cuerpos como si fueran uno solo?

Un fuerte silbido aturdió mis pensamientos masoquistas, Issing me observaba divertido desde el marco de la puerta, ni siquiera ocultaba su escaneo visual sobre mi cuerpo, por inercia apreté con fuerza la sábana arrastrándola hasta mis ojos.

-Linda, soy gay. – soltó con una pequeña risa. – Pero creo retractarme, tus piernas son muy bellas, ¿aceite de almendras o de castañas?

Mi rostro rojo y mis ojos confundidos debieron darle una respuesta incorrecta al chico porque se acercó y como si nada arrancó de mis manos lo único que mantenía mi cuerpo cubierto del exterior, un grito agudo abandonó mi garganta, Issing rio muy divertido por mí actitud.

-¿Por qué haces esto?

-Jimin me pidió que te cuidara y eso haré. – canturreó. – Hora del baño madrugador.

-Te lo agradezco mucho, pero preferiría hacerlo sola. – contesté con mis manos bastantes ocupadas en obstruir su vista.

-¿Para ti sola la diversión? – hizo un pequeño mohín con la labios para después negar con la cabeza. – Soy gay, no tienes que preocuparte, tampoco soy un violador, he visto muchos cuerpos, sé cómo controlarme.

-¿Qué es gay?

El rostro de Issing se distorsionó por una fracción de segundos.

-¿En verdad no lo sabes o sólo estás fingiendo no saber porque en realidad eres una homofóbica encubierta?

-¡Ah! – chilló. – Ya no tendría que sorprenderme, tú eres especial. – me guiñó un ojo antes de seguir. – El término "gay" se utiliza para las personas que gustan de su mismo sexo.

-Oh.

-Sí, oh.

-Entonces Namjoon es gay. – murmuré con una pequeña sonrisa.
Estaba aprendiendo más y eso me encantaba.

-Si a ese tal Namjoon le va más los...mejor vamos a preparar la Tina. – se interrumpió a sí mismo negando con la cabeza, soltó la sábana y corrió dentro del baño.

Me levanté con rapidez y volví a cubrirme con las sabanas, Issing comenzó a silbar una melodía con el sonido del agua revotando contra las paredes de la tina como fondo.

No tenía mucha noción de qué hacer, no me sentía muy cómoda con la presencia de Issing estando desnuda.

- Haesoo, ¿el agua tibia está bien para ti? – preguntó unos segundos después.

*°*


Sus dedos golpeteaban sobre el escritorio marcando un ritmo descontinuo, su mirada angustiada lo decía todo, estaba en una gran encrucijada, volver o seguir efímeras huellas.

- Doctor, algunas personas la han visto junto a Zhang Yixing.

El corazón del mencionado se detuvo por unos segundos al oír ese simple y ordinario apellido. Era bastante obvio que no podía ser el mismo Zhang Yixing que él conocía, era imposible.

- ¿Cómo? – preguntó ensimismado.

- El señor Zhang siempre frecuentaba a un antro en el centro de la ciudad, allí se encontró con la señorita Park, los informantes especulan que la llevó a su departamento esa misma noche, pero las personas no dieron mucha afirmación. – respondió el joven muchacho suspirando de alivio internamente por haberse recordado de toda la información.

- ¿Han intentado comunicarse con él?

El muchacho en pie negó con su cabeza con una mueca en los labios.

- El señor Zhang desocupó su departamento, pocos días después de la desaparición de la señorita.

El doctor sintió como la ampolleta se encendía sobre su cabeza, no había duda que ese engendro había secuestrado a su paciente.

- Sus últimos movimientos. – pidió gruñendo, dejándose llevar por la rabia.

- En su cuenta bancaria aparece el precio de un billete de avión para el país de Estados Unidos.

- Maldición.

*°* 


- Puedo hacerlo yo sola. – musité con el rostro sonrojado.

- ¡Ya! No seas así, siempre quise tener una hermana. – se quejó golpeteando el borde de la tina con la esponja.

- Esto es raro. – volví a musitar.

- Para nada. – canturreó. – Ahora date la vuelta.

- Issing. – rogué.

Oí un fuerte suspiro y me entregó la esponja reluciendo su hoyuelo en una sonrisa. – Si necesitas ayuda solo di mi nombre, estaré hurgando en tu armario para encontrar un buen atuendo para deslumbrar al jefecito Park.

El chico salió del baño soltando pequeñas risitas, cuando ya estaba completamente segura que era la única persona en esas cuatro paredes comencé restregar la suave esponja por todo mi cuerpo.

 Tardé pocos minutos dentro de la tina, al salir aseguré muy bien la toalla alrededor de mi cuerpo evitando a toda costa las posibilidades de que se pudiese caer. Al abrir la puerta encontré un par de ropa tendido perfectamente sobre la cama y al otro lado estaba Issing haciendo muecas raras enfrente del móvil.

- Fuiste rápida. – señaló vagamente las prendas. – Vístete con eso.

Asentí con la cabeza, como si fuese un ratón robando queso, tomé con suma rapidez las prendas y salí disparada de nuevo al baño.

- ¡Aburrida!   

AnormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora