C U A R E N T A Y D O S

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Yoongi estaba sentado al lado mío con la mirada perdida, su semblante afligido me daba curiosidad y la necesidad de comprender sus pensamientos me arrastraron a tomarle la mano para darle un pequeño apretón diciendo en silencio que estaba con él.


— Yo no sé por dónde empezar, en estos últimos años han pasado tantas cosas y la mayoría por mi culpa. —paseó con su vista por toda la sala buscando las palabras para seguir—. Fui muy egoísta con todos, pero no habría podido aguantar estar tanto tiempo lejos de ti.


— Yo te perdono, pero no te vuelvas a ir de esa manera, no sabes por todo lo que pasé sin ti.Sus ojos brillaron como si un niño hubiese recibido el regalo que tanto había anhelado, se volteó bruscamente buscando, emocionado y sobre todo ilusionado.


— ¿En verdad me quieres a tú lado?


Era la primera vez en toda mi vida que lo veía tan vulnerable que me encogía el alma hasta hacerse una pequeña semilla de girasol, todo su cuerpo gritaba que no lo abandonara.


— Para toda la vida.


Me incliné hasta él y le di un pequeño beso, me escondí entre su cuello y enredé mis manos alrededor de su cuerpo, quería impregnarme de todo él.


— Chrystal quería deshacerse de mis sobrinos por lo que la seguí a la clínica donde los dio a luz, ellos sobrevivieron, a diferencia de ella. — comenzó, su pecho vibraba mientras hablaba. — Eran lo único que me quedaba de mi hermano y no podía dejarlos a su suerte.


— ¿El padre de Jimin los conoce?


— Por supuesto que no, y no lo hará nunca, primero lo descuartizo yo.


— Eres una persona muy fuerte, Yoongi.


— Lo soy por las personas que amo.


— ¡Ay! ¿Por qué no eres así conmigo Yifan?


Issing chilló del disgusto haciendo reír a los mellizos, a los pocos segundos corrieron hasta Yoongi y se abrazaron a él.


— ¡Chocolate! — gritaron enseñándole las barras que Issing les había dado.


— ¿Cómo ha sido el rol de tío todo éste tiempo? — preguntó Yifan sentándose al sillón enfrente nuestro.


— Todo se los debo a los libros instructores que leía.


— No sabía que leías. — se burló Issing.


Una pequeña risa salió de mi garganta contagiando a todos, incluso los bebés rieron como si entendiesen de lo que se hablaba en éste momento.


— Has hecho un buen trabajo. — lo felicitó Yifan cuando pudo tranquilizar su risa.


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