T R E I N T A Y O C H O

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- ¡Lenahi, es hora de vivir tu maldita vida como se debe y dejar toda la porquería atrás!

- Así como hab...-

La sedosa mano de Mika silenció mis palabras.

- ¡Shh! ¡Dile no al rostro de perro en canoa!

- No tengo ánimos Mika.

- ¡Voy a partirte en millones de pedazos si no te levantas! - gruñó dejando notar su molestia que poco a poco comenzaba a crecer. -  Deja de sufrir, es en vano y te hablo por experiencia propia, Min Yoongi es un cretino profesional en todas las palabras.

Solté un fuerte suspiro y destapé mi rostro haciendo a un lado las sábanas, me senté sobre la cama, solté un bostezo.

- Creo que el cretino fui yo esta vez.

- No creo que yo sea la persona indicada para decirte esto, pero, trata de tener un tiempo para ti sola, fuera de Min Yoongi, en estos últimos meses has pasado tantas cosas.

- Mika tiene razón, podemos ir a un parque de diversiones o a comer en algún sitio para entretener a tu mente. - dijo Namjoon desde el marco de la puerta abrazando a Jin por los hombros.

- ¿Por qué están aquí? Hace un día espectacular y están perdiendo el tiempo aquí conmigo.

- Ehm, el día está nublado, como a ti te gustan, no desperdicies así tus días, no sabes cuántas personas me han preguntado por ti en la empresa. - apoyó el novio de mi amigo con un pequeña sonrisa.

Fruncí las cejas. - ¿Preguntado por mí?

- Las fotografías que te has tomado, no fueron tomadas para luego colgarlas en tu salón, posaste para una marca de ropa reconocida.

- ¿Y qué tiene eso que ver?

- Hoy se levantó tonta, la niña.

- Mika. - le advertí en un gruñido.

- Ya, ya, ya. - paró Jin. - Vamos a irnos de compras quieran o no.

- Pero...

- Quieran o no, ahora cállense. - fue la última oración de Jin para apresurarse a salir de mi habitación.

Me vestí con los ánimos por los suelos, escogí las primeras prendas que se cruzaban por mis ojos, por lo que fui obligada a cambiarme otra vez gracias al novio de mi amigo y su sutil comentario sobre mi horrible gusto por la moda. Recorrimos casi todas las tiendas y en cada una de ellas las bolsas aumentaban. Namjoon se sumó a cada una de las críticas que hacía su novio sobre distintas prendas que veían, le causaba mucha gracia como algunas veces discutían por el gusto del otro.

- ¿Y ahora qué? Tengo razón en decir que esa chaqueta se vería más otoñal si tuviese un color más cálido.

- Así como está se ve mejor. ¿Recuerdas esa camiseta rosa cuando estabamos en la secundaria?

Mika y yo nos observamos con una expresión divertida.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no quise ponerme esa camiseta?

- Excusas.

Namjoon frunció el ceño y levantó una mano ofendido, se alejó de Jin y se resguardó entre medio de nosotras.

- Me encanta el matrimonio Kim.

- Ya quisiera ese simio tenerme de esposo.

- ¿Simio?

Le di un suave codazo a mi amigo intentando decirle que se tranquilizara un poco, pero para mi sorpresa se acercó a su novio y lo abrazó por la espalda.

- Aléjate, puedes contagiarme tu falta de raciocinio.

Dejé de observarlos porque sentía cierto ardor extenderse en mi pecho al ver la manera en que se encontraban, tan íntimamente, y por sobre todo, conectados.
Un golpe, tras otro, sentí la falta de aire cuando no me había dado cuenta que había retenido mi respiración. La tienda estaba diseñada con suave colores pasteles resaltando la inocencia y delicadeza que un pequeño bebé podía tener. Mis pies se movieron automáticamente hacia la vitrina, y sentí emoción al ver unas pequeñas botas reposar entre medio de hojas disecadas.

Recordé a mi bebé, me imaginé a mi bebé con esos pequeñas botas y solo me di cuenta que había estado llorando cuando un pequeño sollozo salió de mi garganta. Mis amigos se acercaron a mí e intentaron alejarme de la tienda, pero me resistí gruñendo con los dientes apretados que no me movería hasta que esas botitas no fueran mías.
Vi tristeza en los ojos de cada uno y comprendí que no era la única sufriendo por la inminente pérdida, después de todo ellos estuvieron allí el corto período en donde mi bebé estaba conmigo.
Mika llegó al lado mío con una pequeña bolsa con un montón de ositos estampados por doquier.

- Espero que esto te ayude y no te hunda más.

💐

- No pensé que me extrañaras tanto para venir a verme.

- Necesito saber dónde está Min.

La sonrisa burlona apareció en los labios de Issing, le dio un sorbo a su vaso de whisky, haciendo después una mueca al sentir el ardor en su garganta.

- ¿Para qué? ¿Para ir corriendo luego a decirle a Lenahi? - bufó rodando los ojos. - Creo que tu tiempo de ser el hada madrina ya ha expirado.

- Issing, necesito que me digas dónde está. No le diré nada a ella.

El sicario dudó, se levantó y acechó a Yifan, asegurándose de alguna manera de que no le estuviese mintiendo, aunque en el fondo sabía que se lo diría de todos modos.

Gruñó y le dio otro trago a su vaso. - Sabes que si lo sabría te lo diría.

Esta vez fue el turno de Yifan el dudar sobre las palabras del contrario, quería creerle.

- ¿Cómo que no lo sabes?

- ¿Piensas que nos volvimos mejores amigos solo porque me dijo que se largaba?

Sus años de estudio no le servía para leer a Issing, nunca fue capaz de hacerlo, el rostro apacible que mostraba y lo desinteresado que sonaba solo le demostraba que no tenía sentimientos y que carecía de humanidad, se sintió tonto al haberlo buscado pensando que obtendría una respuesta, era su culpa por ser iluso, ¿qué podía esperar de una persona que mataba por dinero?

💐

AnormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora