T R E I N T A Y D O S

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Yifan bufó molesto cuando a lo lejos reconoció la figura del sicario, más le valía que fuese importante lo que tenía para decirle o juraba dejarlo plantado, porque ni siquiera podía golpearlo.

- ¡Enano!

- ¿Para qué me has citado?

Los labios de Issing hicieron un pequeño mohín, soltó una pequeña sonrisa y se colgó del cuello del doctor.

- Tengo dos razones.

- No estoy para juegos. - gruñó desviando la mirada a otro punto que no fueran los ojos del contrario.

Le estaba incomodando en demasía la cercanía.

-La primera y más importante es que me siento muy sólo, te necesitaba sentir. – estiró su cuerpo y depositó un pequeño beso en el inicio del cuello, fue una breve presión y se separó de Yifan retomando su compostura habitual. – La segunda, Lenahi corre peligro, bueno, el padre de Jimin la quiere muerta.

El rostro de Yifan se contrajo y comenzó apretar sus puños, nervioso.

-¿Por qué no pueden dejarla en paz? Era el hijo, ¿y ahora el padre?

El sicario se encogió de hombros
titubeando en decir lo que pensaba.

-Lo mejor que puede hacer Lenahi es hablar con Chrystal para que convenza al padre de Jimin a que no la mate.

- Lenahi tuvo pérdidas recientes, no creo que sea buena idea comentarle sobre esto. - reflexionó revolviendo su cabello.

- Lo sé. Ten dos ojos puestos sobre ella.

Yifan asintió con la cabeza y tomó como terminada la conversación, dio media vuelta comenzando a alejarse de Issing.

- ¡Una tercera cosa! - gritaron a sus espaldas.

Ladeó su cabeza diciéndole sin palabras que tenía su atención.

- Te amo.

💐

- ¿Qué haces?

Mis cejas se fruncieron al ver a Yoongi y Mika tomados de las manos, sin darle mucha importancia alcé la mano en forma de saludo y fui a la cocina a por un vaso de agua.

- ¡Ven aquí Yoongi!

- No es lo que piensas, ella...-

Antes de que terminará la frase lo corté de un tirón.

- ¿Por qué me das explicaciones?

- Porque me nace hacerlo.

Di media vuelta conectando su mirada con la mía, su rostro estaba demacrado, tenía ojeras y sus ojos estaban inyectados de sangre. Mi expresión se suavizó, no podía comportarme de esa manera con él, no después de todo el apoyo que me ha dado y sigue dando.

- ¿Dónde has estado? - preferí cambiar de tema.

- Yo...- su mirada se empañó de lágrimas, mas sonrió. - fui a tomar un poco de aire.

Mi corazón se estrujó al verlo tan demacrado. Su vista cayó al suelo y sus ojos cristalinos se perdieron detrás de sus hebras claras, pero el leve temblor en su cuerpo me alertó de que estaba desmoronándose enfrente mío, como si nada.

- Yoongi. - susurré dando un paso para estar más cerca suyo.

- Estoy bien, yo...yo necesito más aire.

De un solo movimiento tomé su muñeca y me abracé a su cuerpo sintiendo el mismo dolor que vivía en mi pecho.

- Llévame contigo. - mi voz sonó opacada por su camiseta.

Sus brazos me apretaron con fuerza en un fuerte abrazo.

- Lenahi.

La voz de Mika me sobresaltó haciendo que me separara de golpe de Yoongi, sus ojos se abrieron como platos al ver el rostro demacrado.

- ¿¡Está llorando!? - chilló incrédula.

El gruñido que soltó el aludido no sonó nada simpático, tomé su mano y lo arrastré fuera de la cocina pasando al lado de mi amiga que aun seguía incrédula.

- Iremos a tomar aire, no nos esperen temprano. - informé abriendo la puerta principal.

De reojo noté como Namjoon estaba helado observando con una ceja arqueada. Le di una última sonrisa para luego arrastrar a Yoongi fuera de allí.

- ¿Qué quieres hacer? - pregunté una vez que nos encontrábamos enfrente de su coche.

- ¿Podemos embriagarnos?

- Otra opción.

- ¿Caminar?

Asentí con la cabeza y tomé su muñeca de nuevo comenzando así la caminata.

- ¿Cómo te encuentras? - pregunté luego de varios segundos en silencio.

- Mejor de lo que he estado ayer.

- Yo puedo decir lo mismo.

Solté su muñeca y emitió un sonido de reclamo.

- ¿Por qué me sueltas? Sentir tu tacto es lo más cercano que tengo de ti.

Aclaré mi garganta un tanto incómoda antes de responder.

- No quiero que mal interpretes las cosas.

Los pasos de Yoongi se detuvieron abruptamente y su mirada oscura se posó en mí queriendo invadir todo mi ser.

- ¿No te das cuenta que vivo de las desilusiones? Si no fuera de esa manera podría haberte dejado de amar en el mismo instante en que mi hermano hubo posado su mirada en ti.

- Yo nunca podré estar contigo, Yoongi. - confesé sincera.

- ¿¡Crees que no lo sé!? - estalló.

Sus ojos volvieron a empañarse, pero con la diferencia de que esta vez sí las lágrimas caían por sus mejillas.

- ¿Crees que no me doy cuenta de que cada vez que me miras ves a mi hermano y a tu hijo reflejado en mí?

Mis vista se volvió nublosa por las lágrimas.

- Yo no...-

- Pero aún así, te amo más, y me aferraré a ti, aunque terminé con el corazón a pedazos.

AnormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora