36.

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Creí que Poncho me apartaría en cualquier momento. Cuando entrelacé nuestros dedos, fue como si retrocedieramos el tiempo hasta el primer día que hicimos el amor. Y sentí muchas chispas. Pero también sentí el cuerpo de Poncho tensarse bajo el mío. ¿Lo habrá sentido? ¿Habrá caído en cuenta y se estará arrepintiendo?

No me moví. Incluso se diría que dejé de respirar. Pero él no hizo nada más. Tenía tanto miedo a que la burbuja se explotara y cayeramos de sopetón. Que él se apartara de mi y tomara el primer vuelo a CDMX.

Cuando finalmente se relajó, yo lo hice también. Luego de tantos minutos de divagar en mi mente finalmente me dormí.

No había llamado a casa.

Eso me hizo despertar inquieta. Al ver la hora sobre el buró eran las 02:35 am. Estiré la mano al otro lado de la cama... Estaba vacío.

Vacío.

Me senté sobre la cama con el corazón latiendo a mil. Poncho no estaba ¿donde estaba? ¿se habría ido? ¿a su habitación o a su casa?

La garganta se me cerró al pensar en la última posibilidad. Era mi culpa, no debí hacerlo todo tan íntimo. Yo.. Joder. Los ojos comenzaron a arderme. Aún nos quedaba parte del domingo juntos en Cancún y ya yo la había cagado.

Busqué mi móvil con la mirada y lo encontré del otro lado de la cama, en el buró. Lo tomé y como era de esperarse, habían varios mensajes y llamadas de Manuel que de momento no quería ver. Había uno de Neni preguntando que tal la pasaba y otro de Tisha preocupada porque no había llamado, pero que todo estaba bien y mi hijo perfecto. Me adjuntó una foto de él donde sonreía y al momento toda la nostalgia volvió.

¡Lo echaba de menos! Necesitaba tanto estrecharlo en mis brazos en este momento, hablarle, cantarle, besarlo... Sin darme cuenta las lágrimas comenzaban a salir. Por otro lado estaba Poncho y mis sentimientos hacia él.

¿Aún lo amaba? Me preguntaba. Eso si es que nunca había dejado de amarlo. Y estaba comenzando a pensar que era eso último. Sino, ¿por que me sentía con el corazón roto al despertar y no verlo junto a mi?

***

Respiré hondo la brisa fría de la noche. Aire. Era todo lo que necesitaba. Hundí mis pies en la arena fría deseando que el sonido del mar me calmase.

Si al llegar aquí estaba echo un lío con Diana , ahora estaba aún peor con Anahí.

Yo soy de las personas que les gusta tener las cosas claras y ordenadas. Odio suponer o estar confundido y todo eso me pasa con Any. Me crea demasiada ansiedad. Creo hasta estar enojado conmigo mismo.

Necesitaba sincerarme, no podía estar así. Primero, sincerarme conmigo mismo. Luego con Diana y claro está, con Any...

Pasaron tal vez unos cuantos minutos más hasta que el frío comenzara a calarme los huesos. Me levanté sacudiéndome la arena de los pantalones y me adentré a la casa. Caminé directo hasta la habitación de Anahí porque, por más confundido que estuviera, quería darme una oportunidad más de dormir con ella. Era nuestra última noche aquí, ya que partiríamos por la tarde a CdMx.

***

Sentí la cama hundirse a mi lado y los movimientos en la sabana y el corazón comenzó a bombearme rápidamente. Me aparté las lágrimas de la cara y me giré para ver a Poncho acomodándose con mucho cuidado a mi lado, tal vez para no despertarme.

-Pensé que te habías ido -murmuré con la voz ronca y Poncho alzó la cabeza sorprendido de que estuviera despierta.

-¿Ido? -contestó- ¿A donde? Estaba tomando un poco de aire fresco.

Siempre Serás Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora