Siempre Serás Tú.

13.

Sentía que el corazón se me saldría del pecho en cualquier momento. Maldije por dentro por pensar, durante el lapso de un segundo, que no habría nada de malo en besar a Anahí. Pero de hecho, era el error más grande que pudiera cometer alguna vez y tenia razones sólidas para ello. La principal tenía nombre y apellido: Diana Vásquez.

Amaba a mi esposa y no podía pensar en engañarla besando a Anahí, a una persona que debería formar parte de mi pasado. Si lo pensé por un segundo era porque ella me superaba a veces. Su vulnerabilidad me pegó como un puñetazo en las bolas. Y el deseo que vi en sus ojos azules.... No. Poncho, no.

Diana, Diana, Diana.

Me levanté del sillón con ganas de salir corriendo de ahí.

—Será mejor que me vaya, ¿quieres que te lleve...?

Negó con la cabeza antes de terminar la frase.

—Lo siento por...

No, Anahí, no hagas esto, quiero hablar del tema.

—Yo no quise, solo..

—Any —la interrumpí llamando su atención y cuando alzó la mirada yo negué con la cabeza— te entiendo, de verdad, seguro el recién embarazo te.. afecta.. pero oye, esto.. no debe ocurrir  —asintió avergonzada procesando las palabras y aproveché para cambiar de tema— cuando llegues a Chiapas me cuentas todo lo que pase y como te está tratando Velasco ¿vale?

Ese mismo día luego de llevar a Anahí al aeropuerto donde la esperaban en el yet privado y ocuparme de unas cosas, decidí ir a ver a Christian que se encontraba en su casa. Me recibió y en seguida seguimos investigando sobre Manuel.

—Me parece extraño, men —Christian consultó una vez más algo en su laptop— estos últimos días ha estado de baja, no ha asistido al trabajo y nadie sabe donde está o que hace.

—¿Estos días desde hace cuanto?

—No sé, unos 4 días ¿se habrá ido de vacaciones como Anahí?

—No lo sé. Any me contó que estos días a estado muy pasivo, muy extraño y amoroso, y a ella no le da buena espina eso.

—¿Le extraña que su esposo sea amoroso? ¡que ironía! —respondió con amargura. Yo también sentía amargura, ella no se merecía alguien así.

—Los primeros días estuvo insistiendo para que se fuera, ya luego no.

—¿En que andaría metido?

—¿En algo más entretenido que preocuparte por que hace tu esposa..?

Los dos nos miramos sopesando la idea de una posible infidelidad. Nada me extrañaría de Velasco. Pero no teníamos nada con que constatarlo así que mejor nos concentrabamos en lo que teníamos.

Hicimos llamada tras llamada, pero nadie quería hablar de más. Era sumamente difícil averiguar algo desde el anonimato y la distancia. La única que nos podía ayudar era.. La misma Anahí.

Necesitaba ponerla de nuestro lado, que entendiera porque lo hacíamos y porque nos preocupábamos.

Quizá nunca la haya golpeado, pero todo comenzaba con apretones fuertes ¿no? y si ella se lo permitía, perdería. El enojo me carcomía por dentro de solo pensar en ese hombre tocándola. Él también era una razón de bastante peso para seguir con esto. Quería hundirlo y salvar a Anahí de él.