Poncho abrió los ojos de golpe a mi petición y su expresión no me gustó para nada. Si, seguía sin querer escuchar que había pasado con Manuel. Ya estaba comenzando a pensar si realmente valía la pena explicarle.
—No —agitó la cabeza— no hace falta.
—Poncho, pero..
—Anahí.. —se levantó y me dio la espalda— si estoy aquí es por el bebé. Concentremonos en eso. Yo.. No quiero.. No necesito tus explicaciones ¿vale? Tú y yo no... —se pasó las manos por la cara— omitamos todo lo que nos llevó a esto.
¿Que lo omitieramos? ¡como si fuera tan fácil! Los ojos me ardieron y los apreté con fuerza. Me negaba a empañar la felicidad de la que me había obligado a rodearme estas semanas. Respiré hondo, asentí y esbocé una sonrisa.
—Si, tienes razón.
***
Las semanas siguientes transcurrieron de manera extraña. Poncho trataba de pasarse casi todos los días a la casa a preguntar como me sentía y si necesitaba algo. Los primeros días todo fue muy tenso sus visitas eran bastante cortas, pero poco a poco fuimos creando digamos que un ritmo, una rutina. Llegaba con ropitas o juguetes para el bebé por más que le decía que no era necesario igual lo hacía, le ofrecía algo de tomar, preguntaba como me sentía y hablábamos de cosas banales. Una que otras veces se quedó a cenar.
Mi vientre comenzaba a notarse más abultado y duro con el paso de los días. No tan grande y tan rápido como con Manu, sino más bien una pequeña bolsita en el vientre. Trata de usar blusas holgadas o abrigos cada de salía, pero no podría hacer eso por demasiado tiempo.
Por otro lado, tenía mucha curiosidad de como se estaría tomando Diana todo este asunto. Me refiero, ahora compartía Poncho su tiempo con otra mujer y eso para ella no debía ser para nada agradable ¿no? Debería estarme odiando incluso. Pude ver un atisbo de ello por como me miró la vez que caí en el apartamento de Poncho, el día que le dije mi embarazo. No pensé demasiado al hacerlo de ese modo.
Pero ya estaba. Y Poncho me había asegurado que no había ningún problema con ella. ¿Le creía? Claro que no.
De mientras me estaba acostumbrando demasiado a la presencia de Poncho, y eso para mi no era nada bueno. Cada día me volvía más ansiosa esperando que el timbre sonara y me arreglaba un poquito cada vez más. ¡Toonta, tonta! ¡Lo sé! Pero era inevitable. Sentía muchas cosas por él aún, aunque él pensara lo peor de mi.
Un día llegó un poco más tarde de lo normal. Ya estaba por acostarme, decepcionada porque no hubiera venido. Manu ya dormía así que cuando sentí el timbre corrí a abrirle. Del otro lado del umbral estaba él con un brillo extraño en los ojos, bajó su mirada por mi cuerpo y de nuevo a mis ojos. Alzó una ceja y ahí palidecí.
Había corrido a abrirle, sin pensar demasiado en lo que llevaba puesto y ¡trágame tierra! No tenía nada más que su playera favorita de Pink Floid. Una que me había dejado hacía muchos años y que aun conserva.
Bien.. Aún dormía con ella.
—Me alegra verla de nuevo —dijo, refiriéndose a lo que llevaba puesto.
Mi cara enrojeció. La camiseta me llegaba a mitad del muslo y recordé las muchas veces que me había dicho lo sexy que me veía con ella.
—¿Vas a pasar? —le corté, enojada conmigo misma del efecto que causaba en mi su mirada. Una vez adentro, se sentó pesadamente en el sofá— iré a cambiarme, ya vuelvo.

ESTÁS LEYENDO
Siempre Serás Tú.
FanfictionLos sentimientos.. muchas veces, aunque escondidos, siguen intactos. Y aunque insistimos en negarlo.. mi amor.. Siempre serás tú.