Siempre Serás Tú.

42.

Parece que han pasado muchos meses, y no solo 1 y medio desde la última vez que supe de Anahí por esa puta foto. Nunca  respondió mi cariñoso mensaje, claro está.

Pasado el tiempo ya no sé lo que siento. Estoy de un lado a otro sin expresión alguna. Me obligo a bloquear el nombre de Anahí de mi mente y cada foto de ella de mis ojos. Pero los fans hacen todo lo posible para que esté siempre por ahí.

Evento tras evento político se me ha obligado a ver a la flamante y feliz familia Velasco-Puente. Como la fastidiosa publicidad en una aplicación que te gusta, así está ella en cada cosa que leo.

Siento un pequeño pero constante pinchazo dentro del pecho que trato de neutralizar con el trabajo y mi hijo, sobre todo mi hijo. He salido con Diana varias veces como amigos porque ella es tan comprensiva..

¿Como fui tan tonto para perderla? Varias veces he caído en la tentación de recuperarla, pero ha salido todo mal. Diana me ha frenado las veces que he intentado besarla, molesta, y luego lo comprendo. No puedo ser así de egoísta con ella. De a poco me ha ido sacando información que se la he soltado con cautela. Se que le duele que le hable de Anahí, pero ella es de esas pocas mujeres que saben escuchar.

—Fuiste tú quién la ilusionó para luego desilusionarla y volver a casa sin más, ¿que esperas? las mujeres tenemos nuestro orgullo —me dijo mientras almorzabamos los tres en un pequeño restaurante a las afueras de la ciudad.

—Lo sé, pero ha exagerado todo —le respondí simplemente de forma tajante.

No me dio ningún chance de explicárselo, de enmendarlo. Al día siguiente no supe más de ella. Se fue a su lujosa casa a vivir la vida que le gusta, con un maldito infiel, narco y corrupto.. ¿Y yo tengo la culpa? Que le den.

Por una parte se sintió bien poder desahogarme con Diana, por la otra fue incómodo. Sin embargo me apoyó como siempre y estuvo ahí.

—Eres una excelente amiga ¿lo sabes?

—Lo sé —se alzó de hombros y sonrió.

—Perdóname por no haberte hecho feliz..

—Poncho, me diste lo más hermoso que tengo: nuestro hijo. Y de eso te voy a estar siempre agradecida. No me arrepiento de nada.

Ese día al volver de unos asuntos del trabajo recibí una llamada de Pedro Damián, e inmediatamente imaginé que sería. Conecté el alta voz mientras manejaba hasta mi depa.

—Hey, Peter.

—Herrera ¿como te va?

—Bastante ocupado, pero todo bien.

Oí la risa de mi viejo amigo.

—¿Eso a sido una indirecta?

—Tal vez —reí también.

—Anda Poncho, tengo buenas noticias. El documental sobre RBD está casi listo. Me gustaría que todos pudieran concederme una rueda de prensa. Los chicos..

—Pedro, me alegro muchísimo que este proyecto haya salido bien. Pero, disculpame, no creo que tenga tiempo de una rueda de prensa.

—Venga hermano, hazlo por mi, creo que me lo merezco ¿no?

—Eso es manipulación.

—Tal vez —rió— pero admite que tengo razón. Le puse mucho amor y empeño a esto, por ustedes, por sus fans, y me haría ilusión que fueras. Haremos una cena después.

—¿Una cena después? No..

Ya me hacía una idea de que, si llegaba a asistir, evitar a Anahí a toda costa. Pero en una cena eso sería imposible.