Necesito una maldita ducha fría. Malditamente ya.
Y es que ¡joder! ¿de nuevo? A sabiendas de lo vulnerable que estaba y conociendo el tiempo que llevaba sin tener relaciones... ¿Iba yo y chupaba su jodido dedo?
Entre a la habitación y me deshice de mi ropa. Abrí la ducha y dejé que corriera el agua sin calentar y entré.
Bien, era un gesto normal con el fin de frenar su sangre. Un gesto inocente que no pensaba que tendría esa reacción en ella. No me esperaba que se volviera simple gelatina ni que se excitara de esa manera. Que abriera su linda boca y emitiera un sexy gemido. Gemido que muchas provoqué en el pasado.
¡Mierda! eso me provocó a mi una erección descomunal en segundos. Me asustó lo que sentí porque estuve a nada de subirla a la encimera y ahogar ese gemido con mis labios.
No Alfonso ¿que m.i.e.r.d.a estas pensando? Céntrate. Estas aquí y deberías pensar en Diana, tu esposa. No en Anahí.
Alcé la cabeza y deje que el chorro de agua que salía en lluvia cayera sobre mi cara y me enfriara todo el cuerpo.
Pasé el resto del día en mi habitación simplemente viendo la tv y revisando emails del trabajo. Pero en algún momento tenía que salir. Estaba en Cancún ¿que peor que estar en esta playa encerrado en cuatro paredes? Al salir no vi a Anahí en ninguna parte. Decidí bajar a la playa ya que se acercaba el atardecer y quería hacer unas cuantas fotos. Eso me relajaba. Pasé un buen rato en eso hasta que el sol comenzaba a caer. Simplemente me senté a presenciar ese maravilloso atardecer mientras reflexionaba.
¿Que debía hacer con Diana? Estaba claro que arreglar las cosas pero ¿como? ¿como demostrarle -más- que era ella con quién estaba? Necesitaba arreglarlo antes que la poca paciencia que poseía me abandonara. Anahí estaba fuera de cualquier alcance, eso estaba claro. Y la tensión sexual que aun teníamos no hacía más que empeorar las cosas.
¿Sería adecuado hablar con ella sobre ese tema? Quizá entendiera que lo que hacía conmigo era un error... Pero ¡¿que hacía conmigo?! Estaba comenzando a divagar porque, claramente, Anahí no hacía nada con la intención de volverme loco, y sin embargo lo hacía.
Estaba jodido.
Tal vez Diana tuviera razón después de todo.
-¿Interrumpo? -oí su voz detrás de mi y mierda. Ahí estaba ella, con un vestido largo abierto de un lado, desde su cadera hasta sus pies. Su cabello un poco despeinado por el viento y sus ojos tras unos lentes de sol. El atardecer, de alguna manera, se reflejaba en su piel y la hacía más cálida y más brillante. Era.. ¿que carajos?
-Uh, no -respondí y me voltee al mar. Anahí se sentó a mi lado, pero marcando una distancia que agradecí.
-Mis amigos, los dueños de la casa, me han llamado y me han dicho que podríamos llamar a una pequeña embarcación turística no muy lejos de aquí por si queremos un paseo por las islas... -se detuvo un minuto esperando mi respuesta que no obtuvo, y continuó:- serán sumamente discretos.-¿Y correr el riesgo de perdernos de nuevo en una isla desierta y nos deje el barco..? -la miré fingiendo horror recordando las escenas de la novela, lo que provocó una carcajada en ella y la mía detrás. Necesitaba romper esa tensión.
-¿Estuvo tan mal?
-Para Miguel, no.
-Siempre lamenté que Mía no aprovechara esa pequeña estadía ahí -dijo aún riendo.
-Anahí lo hubiese hecho, eso está claro.
-Oh, si.
Nos quedamos callados al darnos cuenta hacia donde estaba yendo la conversación. Sobre todo hacia donde estaba yendo mi mente, de nuevo. Maldije interiormente una y otra vez. Anahí se removió incómoda y carraspeó.
-Si no quieres ir, no hay proble...
-Si iré. -dejarla ir sola, definitivamente, no era una opción.
-Bien, ¿te parece bien... mañana a las 9 de la mañana?
-Como quieras.
-Vale.
Ya el sol estaba casi en su punto muerto. Solo lo observamos irse en completo silencio. Yo, por mi parte, recordando esa hermosa puesta de sol de Cancún que Anahí y yo disfrutamos una vez hace muchos años. Solo que para aquel entonces yo la abrazaba por detrás mientras reposaba mi barbilla en su hombro y Any entrelazaba nuestros dedos. Uno de los mejores atardeceres de mi vida... y el motivo era ella.
Una vez anochecio, Anahí se levantó sin decir nada y entró a la casa. Quise detenerla y decirle que no se fuera. Que aunque el silencio era ensordecedor, prefería mil veces su presencia. Pero no lo hice. La dejé ir y así tal vez pudiera frenar el impulso que tenía de abrazarla como aquella vez.
Una hora más tarde entre yo a la casa. Anahí sacaba cosas de la despensa para reparar una cena. Me ofrecí a ayudarla y dijo que no era necesario. Me quedé con ella en la cocina, sin embargo. Con mi laptop y con la excusa de revisar las fotos que había tomado hacía unos momentos.
-Están increíbles -expresó en un momento que apareció por detrás. Era una foto tomada a mis pies debajo del agua. El color del mar y las algas debajo eran, como dijo Any, increíbles. Sonreí agradecido y giré a verla a mismo tiempo que ella apartaba la mirada de la pantalla hacia mi. Quedé a centímetros de su cara, con nuestras narices casi rozandose.
Y llamenlo costumbre, pero habíamos estado infinidad de veces así de cerca tanto con cámaras como a solas, que mis ojos solo hicieron lo que siempre hacían: ir a sus labios.
Muchas veces los años no borraban lo acostumbrado, como cuando aprendes a manejar la bici. Ella hizo lo mismo. Yo miraba sus carnosos labios y, como si de pronto los sintiera secos, pasó su lengua por ellos.
Tomé toda la fuerza que se me había esparcido de pronto y la multipliqué por tres para apartarme lentamente y no besarla. En cada segundo se me estaba haciendo más imposible. En cada segundo el cuerpo estaba ganando la batalla.
Anahí se apartó con un pequeño respringón sosteniéndose de la encimera un segundo antes de volver a lo que hacía. Mientras la observaba, como cogía las cosas con manos temblorosas y las dejaba con frustración.
Pude notar que estaba librando la misma batalla que yo.

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Siempre Serás Tú.
FanficLos sentimientos.. muchas veces, aunque escondidos, siguen intactos. Y aunque insistimos en negarlo.. mi amor.. Siempre serás tú.