39.

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El día no comenzaba mejor de como terminó. La cama que Dan utilizaría cuando dejara la cuna era extremadamente pequeña e incómoda para mi. Pero preferí eso a pasar la noche en cama con Diana. Era una puta tortura. Solo se limitó a decirme que hablaríamos de eso mañana y acostarse dándome la espalda. Pero sabía muy bien que estaba muy mal.. Y no podía soportar eso.

Tal vez si me hubiese peleado o gritado como las otras veces me sentía menos culpable, pero en cambio no ha hecho más que hacerse un ovillo.. ¿resignada?

Se que la semana que duramos separados debió ayudar a que se calmasen las aguas con Diana, pero ahora su calma me parecía aterradora. Joder.. Me pasan mil cosas con Anahí. No dejo de pensar en ella y en que estará haciendo y por que no me contesta, no puedo evitar sentir rabia por Velasco, celos.. no por el hecho de que estén juntos porque sé que no, sino porque está cerca de ella. La echo de menos y ella lo sabe. Mierda. Lo sabe. ¿No le importa? Se que las cosas están complicadas, pero pensé que habíamos recuperado, al menos, la amistad.

Por el otro extremo está Diana y su ahora nueva actitud. ¿Como puede pasar de ser una mujer encantadora a una insoportable y luego a una sensible? Me confunde todo aún más. No quiero hacerle daño. No quiero hacerla llorar pero.. ¿Que carajos puedo hacer? Desearía que bajase mientras me preparo mi café, me gritase mil y un cosas y me echase de casa. Pero, en cambio, entra a la cocina aun en pijama con Dani en los brazos, me dedica una sonrisa triste y falsa y se sirve un café.

Cojo a Dani de sus brazos y él juega encantado con mi camisa, que no se que le ve de interesante.

-Buen día.

-Buenos días, Poncho.

-¿Harás algo hoy? -niega con la cabeza aún sin verme- vale, eh.. Podemos almorzar afuera. Los tres.

-Esta bien -dice indiferente abriendo el refri y sacando un cartón de leche.

Esto no puede ser más jodidamente incómodo.

-Luego, quisiera que habláramos de.. ya sabes.

Alza su fría mirada del plato en el que servía cereal, ahí pude notar sus ojos hinchados. ¡Joder! Como odiaba esto. Hacerle daño. No quería hacerle más daño y perderla, ni mucho menos que me odiara. Pero no podía del todo ignorar lo que había pasado con Anahí. Lo que aún me pasa con Anahí.

-Claro que hablaremos de eso.

-Vale.

Meto la cabeza por una camiseta negra mientras Diana sale del baño vestida con vaqueros y un jersey, busco los zapatos en el armario y la veo hacerle un bolso a Dan. Estamos listos para salir a almorzar y estoy más que aterrado. No me ha dirigido la palabra ni un momento. Anahí tampoco se ha comunicado conmigo y juro que estoy que exploto. Siento que me giran un montón de cosas en la cabeza cuando aparcamos en un pequeño restaurante al aire libre, nos sentamos y colocamos a Dan su sillita.

Se nos acerca una camarera y amablemente nos pregunta en inglés que queremos ordenar. La chica sonríe mientras anota en un papel nuestro pedido y antes de retirarse duda un poco antes de hablar.

-Perdón.. ¿Eres Poncho Herrera, verdad?

-Eh, si.

-¡Oh, mi hermana está enamoradísima de ti! ¿Le darías tu autógrafo? -chilla dándome un trozo de papel y su boli. Sonrío forzosamente y le mando saludos a Leah con mi firma.

Una vez la chica se retira reina un silencio sepulcral en la mesa. Diana juega con la punta de su servilleta sin dejar de mirar a Dani jugar con su carro de juguete. Es muy incómodo. Tanto, que hasta desearía que regresara la molesta camarera.

Siempre Serás Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora