Capítulo 10

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- ¿Qué hago?

- Ve.

- Pero...

- Ve.- me sujetó de los hombros y sonreí.- Ve, salta al campo y dale uno de esos besos de película que solo los Martínez podemos hacer.

- ¿De verdad? Y, ¿Qué hago con...?

- Espérate, que se explique y después decides, pero ve y habla.

- Thiago no sé qué...

- Nena, para de preguntar y pensar y ve hacia tu Joya.

- Papá, ¿Y si me equivoco?

- Si lo haces, acéptalo y volvé a casa que aquí estaremos esperando a nuestra hija y a nuestro nieto o nieta.

- ¿Ya se ha decidido o tengo que seguir escuchando desde la puerta?

- Mamá...

- Nena, sos bella, inteligente y ahora llevas a mi nieto así que busca a su padre y dile que pasó con lo que te prometió.

- Siempre tan poetisa mi mujer.- mi padre sonrió viendo a mi madre.- Dale, hacele caso a tu madre y corre, que tenés media maleta hecha.

- Gracias, Martínez, de verdad.

Nos dimos un abrazo familiar y bajé al piso de abajo encontrándome con los demás, que me decían lo mismo que ellos y me animaban a marchar mientras que terminaban de hacer la maleta. Así que sí, viajaría a Buenos Aires.

- ¿Hola?

- Leo, soy yo, Tania.

- ¿Tania? ¿Pasó algo?

- No, sólo que...voy para allá.

- ¿Qué?

- Que sí, que voy a hablar con Paulo, estos pelotudos me han convencido.

- ¡¿De verdad?!

- ¿Qué pasa?

- Nada, Higuain, es que por fin la pareja vuelve.

- ¿Tania y Paulo? Aleluya, al fin Dios escuchó mis plegarias.- reí al escuchar a Higuain.- Dale, pues que venga acá.

- Eso espero que haga, ¿Le contarás...?

- No, no sin que me explique antes que pasó el 3 de junio.

- Está bien, me parece coherente.

- ¿Vendrás a recogerme al aeropuerto?

- ¿En serio?

- Dale, sos como mi segundo...no, tercer viejo.

- ¿Tercero? Que honor.

- Está el verdadero, mi hermano y después de ti Pol y luego Marc.

- Bueno, al menos estoy delante de tu mejor amigo.

- ¿Irás o tengo que pedirle a Higuain?

- Iré, vos está tranquila que allá estaré.

- Chao.

Terminé la llamada y abracé a los chicos antes de entrar en el avión. Me puse los auriculares y empecé a hablar con Pol que no paró de mandarme mensajes como si me fuera a la guerra.

Nada más tocar el suelo echaba de menos a los demás y al mimoso de mi gato. Fui a por las maletas y al salir empecé a buscar a Leo con la mirada. A cambio de eso escuché el claxon de un coche negro en la entrada.

La Pulga🔝

SoyLeo, pelotuda.

¿Entrás o te quedas allá mirando como si fuéramos secuestradores? 

Promesas rotas (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora