Capítulo 15

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Paulo tiró de mi agarrándome de la mano y bufé levantándome del banco de el parque donde estábamos. Estaba cansada, solía pasar los primeros meses, pero él quería volver a casa porque estaba anocheciendo.

- ¿Te puedes esperar? Estoy a punto de desmayarme de lo cansada que estoy.

- Tengo una solución para eso.- soltó mi mano y dobló un poco sus rodillas espaldas a mi.- Súbete.

- ¿Qué me suba? Tú estás loco.

- Dale, no me harás daño.

Le miré en silencio hasta que vi como suspiraba, dándome prisa. Sonreí y salté sobre él, siendo capturada por sus brazos y llevada en su espalda por la calle. No paré de reírme, la gente no paraba de mirarnos raro y Paulo de correr y frenar sin parar haciendo que ría aún más.

- Ya estamos, ¿Estás cansada ahora?

- Para nada.- sonreí bajándome de él y pasé mis brazos alrededor de su cuello.- Gracias.

- Por ti llevaría hasta una vaca en brazos.

- ¿Me estás comparando con una vaca?

- Una vaquita tierna y adorable.

- No lo arreglas, Dybala.

- Vos lo acabas de hacer.

Él sonrió y después de acariciar mi cintura se acercó a mí, besándome. Se separó rápido y lo miré confundida, sonrió aún más y buscó en mi bolso la llave de la casa, para abrirla y luego dejarme paso.

- ¿Puedes encender la luz?

- Como mandes, preciosa.

Miré sus ojos verdes en la oscuridad que buscaban el interruptor. Cuando la luz iluminó la entrada, los globos y confetis salieron volando con bastantes personas gritando y sonriendo.

- ¿Y esto?

- Para despedirme a mí, no para ti.

- En realidad era para él.- Bianca le señaló.- Pero se negó a celebrar una fiesta para él y quiso celebrar una fiesta por vuestro futuro hijo.

- Idiota.- él sonrió.- ¿Cómo no quererlo?

- Pegándole.

- Gracias, Thiago.

Puse los ojos en blanco y di un corto beso a Paulo para empezar a saludar a las personas que estaban allí, no sabía que conocía a tanta gente. Raramente me encontré por allí a Leo y Anto y no muy raramente a Higuain.

- Nena, vení.- solté la mano de Paulo y fui a donde estaba mi padre con otro chico.- ¿Te acordás de él?

- Eh...- le miré nerviosa.- No.

- Normal, desde chicos que no nos vemos.

- ¿Desde chicos?- miré cada una de sus características y una bombilla se encendió arriba de mi cabeza.- ¡Sos Marco!

- Sí que tenés buena memoria, Tania.

- Cuanto creciste.- sonreí y le abracé una vez descubierto quien era.- Estás más alto.

- Y tú más madre que cuando jugabas con tus muñecos.

- Muy gracioso.- sonreí y miré a mi padre.- ¿Obra tuya?

- Obra mía, llevamos meses que hablábamos y lo invité.

- Al menos veo a gente que hace tiempo que no veo, un gusto volver a verte, Marco.

Promesas rotas (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora