Capítulo 22

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- ¡Pará!- puse las manos delante mi como defensa.- ¡Paulo, pará!

- Paulo para, no seas chico.- su madre apareció y le quitó la botella de agua, después me pasó una manta por los hombros.- Se puede enfermar y es lo que menos queremos ahora.

- Pero...

- Nada de peros, tomá Tania.

Alicia me sentó en el sofá y me dio un vaso con algo caliente para beber. Sonreí ocultando mi risa al ver la mueca de envidia de Paulo hacia esa escena. Alicia, después, se volvió a ir.

- Anda, ven.

Destapé algo y él sonrió y vino corriendo hacia mí. Pasó con rapidez su brazo alrededor de mis hombros y se tapó con la manta. Miré sus preciosos ojos verdes y acerqué mi rostro al suyo para poder besarle, pero él decidió que en vez de eso tenía que quitarme el vaso y beberse la mitad de lo que había.

- Sos un pelotudo.

- Me amas.- sonrió y suspiré.

- Por desgracia, sí y lo peor es que vas a seguir siendo un pelotudo.

Él rió y me sujetó con suavidad el mentón para después besarme como quise hacer yo. Pero duró poco, pues Mariano nos echó agua por encima, otro como su hermano menor.

- ¡Vení para acá!

Paulo saltó del sofá y fue a por su hermano. Suspiré y Alicia volvió y se sentó junto a mí, las dos nos reímos de cómo actuaban los hermanos Dybala, corriendo por toda la casa.

- Vas a tener que cuidar de dos hijos.

- Sí, sobre eso...

- ¿Qué?

- Nada, nada importante.

Ella sonrió y siguió con sus tareas. Yo busqué mi móvil y el número de Bianca, lo encontré y la llamé.

- ¿Què passa? ¡¿Ja ve el nadó?! (¿Qué pasa? ¡¿Ya viene el bebé?!)

- ¿Cómo va a venir? Solo estoy de dos meses, idiota.

- Vale, es tu hermano, que me pega sus preocupaciones de temas de embarazo.

- Ya, ya me he dado cuenta.- Paulo pasó por delante de mí con su hermano escapando de él.- ¡Eh! Cuidado con la embarazada.

- ¡Perdona Tania!

- ¿Qué pasa?

- Paulo y su hermano, están...déjalo.

- Bueno, ¿Por qué me llamas?

- Porque quiero hablar contigo, espera que me aleje.

Miré hacia mis lados y me levanté del sofá. Fui al baño y antes de entrar miré hacia los lados y cerré la puerta. Me senté en el suelo y volví a colocar el móvil en mi oreja.

- Bianca, tú sabes que Paulo jamás me ha acompañada a una ecografía porque cuando él lo supo ya me había acompañado Thiago.

- Sí, lo sé.

- Y también sabes que mi embarazo no es normal, ¿No?

- Sí y que tú lo ocultas, a todos menos a tu hermano porque fue contigo y a mí porque el pelotudo no es capaz de guardar un secreto.

- Exacto.

- ¿Pasa algo, Tania?

- No sé si decirle.

- Dile, en fin, es el padre.

- Ya pero acabamos de darle la noticia a su familia, imagínate ahora dar otra y de este calibre.

Promesas rotas (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora