Capítulo 11

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Tiré el móvil por algún sitio de la cama y empecé a recoger todo lo que podía relacionarme y lo metí en una mochila para salir corriendo de la habitación. Escuché a Paulo hablar por las escaleras y vi que no tenía escapatoria.

Salí corriendo al final del pasillo intentando ver si había un cubo donde esconder mi cabeza como los mininos, pero el único cubo que había estaba lleno de agua y yo, tan lista y tan torpe, metí el pie y me tropecé cayendo al suelo de boca.

Mi madre siempre me decía que tenía que poner las manos cuando caiga, pero Tania se ve que no podía. Me torcí el tobillo y encima hice más ruido del que quería.

- ¿Tania?

- Ho...hola.- abrí mis ojos viendo a Paulo, Leo, Higuain y Agüero mirándome desde arriba del todo confundidos.- Que buen día ha quedado, ¿Verdad?

- A ti cuando se te dice escondete, ¿Qué entendés?- Leo me prestó su mano y me ayudó a levantarme.- ¿Caerte encima de un cubo de agua?

- No, entiendo meter el pie en el cubo de agua mientras corres como loca con una mochila rebosando y torcértelo, cayéndote justo de boca.

- ¿De boca?- sujetó uno de mis hombros y luego tocó mi vientre.- ¿Todo bien?

- Sí, todo bien.- miré a los otros tres, confundidos por la reacción de Leo.- ¿Qué? ¿Me van a ayudar a llegar a mi habitación o tiene una que ir coja?

Paulo vino rápido hasta mí y me sujetó de mi otro hombro y entonces emprendimos el camino hasta mi habitación. Higuain llevaba la mochila y Agüero vigilaba si me caía. Cuando llegué, sin importarme la ropa mojada, me senté en la cama y apoyé el pie en una silla.

- Bueno...- Leo miró a los demás y luego a mi.- ¿Se marchan o...?

- Os marcháis, todos.

- Uy, esto me suena a pelea con el tal Nicolás.- Higuain se sentó a mi lado.- Dale, cuéntanos que hizo ese pelotudo toca balones.

- Y lo que no son balones.- dijo Agüero y Paulo rió, yo solo los miraba seria.

- Nada, no paso nada.

- ¿Nada de nada?

- Nada de nada, estamos...- miré a Leo, que me miraba sonriendo y con las cejas levantada.- Estábamos bien.

- ¿Estabais?- Paulo por fin habló.

- Sí, estábamos. Él quiso seguir tocando balones y yo...preferí tocar un cubo lleno de agua y tropezarme.

- Osea que...

- Sí, no estamos, hemos acabado, ¿Te lo digo en italiano, pipita?- él sonrió.- Finito.

- Aprendió idiomas, eso está bien.

- Bueno, ¿Qué? ¿Me dejan sola o van a seguir molestándome?

- Según, nos podemos ir pero uno se queda y...

- Leo, me estoy poniendo muy nerviosa.

- ¿Nerviosa?- su semblante cambió, me encanta jugar con sus sentimientos.

- Sí, estresada y...

- Entonces todos fuera.

- ¿Qué?

- Dale, ¿No escucharon? A la puerta todos menos yo que soy experto en esto.- empujó a todos hasta la salida y vino hacia mi.- ¿Todo bien? ¿Sentís algo?

- Siento unas tremendas ganas de pegarte, Leo, todo está bien.

- ¿Jugaste conmigo?

- Sí.

Promesas rotas (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora